jueves, mayo 14, 2009

El Código CERN. El regreso de Dan Brown.

¿Recuerdan el revuelo del film de la película de Ron Howard, El Código Da Vinci? Bien, pues ahora el mismo director estrena nueva película y también basada en un libro de súper ventas de Dan Brown, “Ángeles y Demonios”.

De nuevo, la iglesia católica ha prohibido rodar escenas en el Vaticano y de nuevo hay polémica. Y también con la ciencia. Aunque en esta ocasión, la parte científica se lo ha tomado de manera menos tremenda que la religiosa.

Para empezar, el CERN (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear) ha facilitado el acceso a sus laboratorios a los productores de la película para que rodaran las escenas que precisaran en ellos.

Pero ha decidido abrir una campaña de información sobre su labor, la de sus laboratorios y la imagen que la película da sobre ello.

En España, será el investigador Celso Martínez Rivero, del Instituto de Física de Cantabria, una institución mixta de la Universidad de Cantabria y del CSIC (Consejo superior de Investigaciones Científicas), quien desvele las claves científicas de la película. Lo hará el próximo 19 de mayo en el Paraninfo Universitario, con entrada libre.

Entre otras cosas, contará que los investigadores sonríen cuando en la película se califica al laboratorio del CERN de “secreto”, cuando es el más famoso del mundo en su especialidad y es visitado a diario por todo tipo de personas. Uno de sus más famosos inventos fue donado a la comunidad internacional. El CERN desarrolló la World Wide Web, a las que se refieren las archifamosas tres “w” de las direcciones en Internet.

para conseguir la cantidad de antimateria que los terroristas roban en la película, un cuarto de gramo, el propio CERN precisaría de trabajar interrumpidamente durante 125 millones de años.

En la película, los terroristas amenazan con abrir el contenedor de la antimateria para producir una explosión “gigantesca, devastadora”. Ciertamente, la antimateria explotaría al entrar en contacto con la materia común, pero los investigadores apuntan varias cosas:

1º Problemas con el contenedor en el que transportar la antimateria. El propio CERN la almacena en contenedores que ocupan salas enteras y consumen cantidades enormes de energía para almacenar partículas minúsculas de antimateria, así que para guardar la descomunal cantidad de 0,25 gramos en ningún caso bastaría con un contenedor que se transporta en un maletín.

2º Para conseguir la cantidad de antimateria que los terroristas roban en la película, un cuarto de gramo, el propio CERN precisaría de trabajar interrumpidamente durante 125 millones de años. Las cantidades normales nunca han excedido las dos milmillonésimas de gramo al año.

3ª Toda la antimateria producida por el hombre en toda su historia produciría, al entrar en contacto con la materia, energía como para hacer funcionar una bombilla durante un minuto aproximadamente.

4º La cantidad robada por los terroristas equivaldría a media bomba de las lanzadas sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

Los científicos se han tomado la nueva producción americana como una oportunidad para divulgar su labor y en todo el mundo se van a celebrar actos como el de Cantabria.

En cuanto a la película, le deseo que obtenga el éxito que sus méritos artísticos acrediten, a pesar de que temo que la iglesia le proporcionará una fama que superará o trascenderá esos méritos.

En fin, si usted la ve, cuéntenos algo.

lunes, mayo 04, 2009

¿No hay explicación?

De vez en cuando, no acabo de entender por qué, recibo comentarios a alguna entrada en mi correo electrónico, en lugar de en la sección habilitada para ello. Normalmente, copio el comentario en su lugar correspondiente y, si ha lugar, incluyo mi respuesta, y aviso al corresponsal de lo hecho además de rogarle que use la sección en lo sucesivo.



En esta ocasión, mi torpeza hizo que borrara el comentario cuando pretendía copiarlo para traerlo a paranormalidades. Me he decidido a hacer esta entrada, aunque el tema resulte algo manido y si el corresponsal cuyo correo borré consigue leer esta, tendrá libertad de replicar, eso si, usando, por favor, la sección de comentarios de este blog en lugar del correo electrónico.



Más o menos, el comunicante venía a usar el tópico de la falta de explicación científica para introducir la posibilidad de otras explicaciones más, digamos, arriesgadas.



Me llaman la atención, sobre todo, dos aspectos de argumentos como este.



Por una parte, el hecho de que se suponga que, en ausencia de explicación científica, cualquier otra es legítima y, por otra, el que no parece tenerse muy claro que significa que no exista esa explicación científica o qué es exactamente una explicación.



Empezando por la segunda, una explicación, para ser tal, debe cumplir con la condición de dar cuenta de la causa de aquello de que se trata. Ahora bien, ¿se trata de dar cuenta de cualquier manera o de hacerlo conforme a unos requerimientos mínimos?



Con frecuencia, y tengo la impresión de que era el caso de quien me remitía el correo, una explicación se hace equivaler a un relato que encadena causas y efectos sin más referencia que la de cumplir ese objetivo y la de que tal relato sea consistente, internamente lógico, que no se contradiga y, todo lo más, que no contenga barbaridades demasiado evidentes. Se imagina una forma de llegar argumentativamente desde la causa el efecto y a eso se le llama explicación. De tal manera que la frase “no existe explicación científica” significa que nadie, en el mundo científico pertinente, ha podido idear un relato de esas características para dar cuenta de un determinado fenómeno.



Veamos un ejemplo.



¿Existe explicación científica para el origen de la vida?



Evidentemente, la respuesta es no. (¿Aún no?)



¿Existen explicaciones alternativas, no científicas, al origen de la vida?



La respuesta resulta dudosa debido a la ambigüedad citada de la pregunta.



Si lo que se pretende es que la explicación cumpla con determinados requisitos, uno de los cuales sea que los argumentos utilizados no sean especulativos sino que se asienten en algún aspecto comprobado como real y no meramente posible, la respuesta es no, no existen explicaciones alternativas.



Ahora bien, puede que pensemos que una explicación, si tiene la estructura lógica interna que citaba antes, cumple sobradamente, a pesar de las fallas existentes según el criterio científico. Y así, la explicación religiosa, por ejemplo, resultaría legítima. O alguna paranormal, esotérica o New Age.



Pero resulta que si esto es así nos encontramos con que entonces si hay explicaciones científicas.

La Sopa Primordial de Oparin y sus coacervados, el Polímero Primordial de John Bernal y el Mundo de los ARN o el de los aciclonucleósidos derivados del glicerol pueden dar cuenta del origen de la vida de manera mucho más convincente que los seres sobrenaturales, las razas extraterrestres o las fuerzas vitales.




Puestos a escoger, tenemos la hipótesis de Kauffman. Afirma este científico que los modelos informáticos con los que ha trabajado muestran que cualquier sistema con suficientes componentes e interacciones tenderá espontáneamente hacia un estado de organizada complejidad con propiedades emergentes. Según esta idea, la vida y la propia química orgánica, pudieran ser una consecuencia de reglas matemáticas universales que gobiernan el comportamiento de todos los sistemas complejos ,al margen de cuales fueran sus componentes. Estro acaba con el célebre problema de la baja probabilidad de que los componentes de la vida se ensamblaran.Tengamos en cuenta que la única objeción que se le puede hacer a esta idea es que, como dijo Maynard-Smith, se trata de ciencia sin hechos, modelos matemáticos que no se basan en hechos verificables, exactamente igual que las historias extra científicas, pero de plena procedencia científica.



Si el criterio para decidir si hay o no explicación, es el restringido, el que exige evidencia sólida, tenemos que no solo no hay explicación científica, es que no hay ninguna de ninguna clase.



Y si aplicamos el otro criterio, mucho más relajado, nos encontramos con que, simplemente, no es cierto que no exista explicación científica.




La hay y con una incomparablemente mayor probabilidad, racionalidad y apoyo empírico que cualquier historia alternativa por muy bien relatada que esté.