En una anterior entrada de paranormalidades argumentábamos en contra de tomar la sinceridad y convicción de los testimonios oculares sin la confrontación de esos testimonios con la evidencia física, de superior rango.
Sobre el mismo asunto, y de forma mucho más autorizada, el gran filósofo empirista David Hume, en un capítulo sobre los milagros de su “Investigación sobre el conocimiento humano”, razonó que la experiencia es lo único que da autoridad a un testimonio humano y que es, precisamente, esa experiencia la que asegura las leyes naturales. Hume insistió en que la experiencia a favor de las leyes naturales es muy persuasiva, como todos podemos comprobar lanzándonos desde gran altura al vacío, por ejemplo, pero que la experiencia que asegura la casi infalibilidad del testimonio ocular simplemente no existe.
Desde Hume, los estudios de la percepción y la memoria humana y los casos documentados de testimonios sinceros completamente equivocados que involucran a una o muchas personas se han multiplicado.
Elizabeth Loftus es probablemente la experta en testimonios oculares y falsos recuerdos más conocida. En dos de sus libros, Witness for the Defense: The Accused, the Eyewitness and the Expert Who Puts Memory on Trial y Eyewitness Testimony: Psychological Perspectives, muestra abundantes ejemplos de la poca fiabilidad del testimonio ocular en ámbitos judiciales y de todo tipo.
Loftus ha documentado todo tipo de errores en los testimonios y ha sido capaz de provocar no solo testimonios sobre aspectos inexistentes en sucesos controlados sino además recuerdos sobre eventos totalmente inventados.
Loftus muestra como la memoria del testigo puede ser distorsionada mediante la forma de entrevistar. Por ejemplo, tras la exposición de una película con un accidente de tráfico en el que no parecía ningún granero, Loftus obtuvo un 2,7% de respuestas positivas s la pregunta “¿Ha visto algún granero?”, y un 17,3 % cuando la pregunta era “¿Ha visto el granero?” Y esto respecto a un episodio nada extraño y con elementos cotidianos.
Algunos “sospechosos a sueldo”, personas a las que recurre la policía para completar ruedas de reconocimiento, han declarado con frecuencia que ellos han sido los elegidos por los testigos como aquellos que vieron en la escena del delito con una convicción que ni siquiera la policía pudo vencer. Nick Brealey, un estudiante universitario que colaboraba con la policía completando ruedas de sospechosos cuenta lo siguiente:
“Imagínense mi sorpresa y preocupación cuando en dos ocasiones distintas, ¡me señalaron a mí como el culpable! Una vez, también identificaron a mi amigo Ken, y aunque no puedo afirmar con seguridad que él no era la elección correcta, ¡sé con seguridad que yo no lo era! Pero mi preocupación, entonces y ahora, era que otras personas inocentes bien pudieran haber sido elegidas por errores similares al recordar o en la información sensorial, conduciendo a detenciones o al menos serias acciones judiciales. En uno de los casos en los que me eligieron mal, la mujer que se equivocó estaba muy, muy convencida de que tenía razón, y comentó que nunca olvidaría mi cara.” (Carta abierta a James Randi. 11 de marzo de 2005)
Abundan los estudios perceptivos. Alguno de ellos, como el doctor Robert Buckout, publicó sus conclusiones en el Scientific American con las siguientes palabras:
“Un observador está menos capacitado para recordar detalles (…) cuando está sometido a estrés; como es natural está más preocupado en prestar atención a su propia seguridad y bienestar que a los elementos no esenciales del entorno. La investigación que he realizado con las tripulaciones de combate de las Fuerzas Aéreas confirma que incluso las personas mejor entrenadas se convierten en malos observadores cuando están sometidas a estrés…”
Buckout escribe en ese artículo, precisamente titulado “Testimonio de los testigos oculares” (Scientific American, diciembre 1974, pag. 23) que la cosa no es distinta cuando en lugar de un testigo son dos o diez testigos. Un gran número de resultados de la investigación, cuenta Buckout, apoya esta afirmación.
Existen otros estudios de las Fuerzas Aéreas estadounidenses, sobre la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea en donde se muestra como un gran número de tripulaciones (el 30% de los vuelos nocturnos, en el caso de Corea) se dedicaron durante semanas a perseguir y disparar contra el planeta Venus y otros hitos astronómicos. (Citado por Philip Klass. UFOs Explained. Pag. 90 y Javier Armentia- "Todo lo que la ciencia sabe de los OVNIS", en CONOCER Nro. 110. Marzo 1992, p.4., respectivamente)
En el libro "La creación de la bomba atómica" de Richard Rhodes hay un divertido incidente recordado por Oppenheimer en el que las condiciones de seguridad y control eran extraordinarias y, a pesar de ello:
"Muy poco antes de la prueba de la primera bomba atómica, la gente de Los Álamos naturalmente estaba un poco tensa. Recuerdo una mañana en la que toda la gente del proyecto estaba en el exterior mirando un objeto brillante y naranja en el cielo con cristales, binoculares y todo lo que podían hallar; y el cercano Campo Kirtland nos informó que no tenían interceptores que les hubieran permitido acercarse al rango del objeto. Nuestro director de personal era un astrónomo y un hombre de cierta sabiduría humana; y finalmente vino a mi oficina y preguntó si dejaríamos de intentar hacer bajar a tiros al planeta Venus. Cuento esta historia sólo para indicar que incluso un grupo de científicos no está a salvo de los errores de la sugestión y la histeria".
Sobre Venus y los OVNIs, escribe el ufólogo francés Jacques Vallee en su Challenge to Science (1966, pag. 120):
“Ningún objeto ha sido confundido tantas veces con un “platillo volante” como el planeta Venus. El estudio de estos errores resulta muy instructivo porque demuestra, más allá de cualquier posible discusión, las limitaciones de la percepción sensorial y la poca base de de las descripciones de tamaños o movimientos de puntos u objetos con diámetros aparentemente pequeños”
No es el único ufólogo “pro OVNI” con experiencia en casos de confusiones de este tipo.
El no menos famoso ufólogo Allan Hynek se desplazó a Michigan, Estados Unidos, debido a una oleada de avistamientos en la primavera de 1966 en la que estaban implicados policías y estudiantes universitarios, entre otros casi 100 testigos. Hynek acompañó a una patrulla de policía durante una noche en la que las radios policiales clamaban cosas como “ahí está”, “lo veo”, está directamente encima de nosotros”. La decepción de los policías y del propio Hynek debió ser enorme cuando comprobaron gracias al mismo Hynek, astrónomo, que el OVNI era la estrella Arcturus. (Are Flying Saucers real? Saturday Evening Post. 17 de diciembre de 1966. Pag. 20)
También Allan Hendry, director que fue del “International UFO Reporter” (IUR), publicación del pro OVNI de la organización CUFOS, suministra algún ejemplo. En este caso de confusiones con globos y con aviones. Publicó que la mitad de los casos de avistamientos podían atribuirse a confusiones con estrellas o aviones. En ese estudio para el CUFON, Hendry, que no es precisamente un hombre contrario a los OVNIs, puso como ejemplo, entre otros, el por el bien documentado caso del avistamiento de Aurora, Illinois, del 29 de Abril de 1978, con descripciones de testigos independientes entre si que hablaban de la forma del OVNI, de ventanas en él, de efectos electromagnéticos, y de cercanía del objeto hasta unos trescientos metros sobre sus cabezas. Hendry investigó el caso concienzudamente tras haber dicho el mismo que “nadie podía negar la autenticidad de este OVNI” para el CUFON y el IUR.
Determinó que se trataba de la identificación errónea de un avión de las “AD Airlines” de Chicago que arrastraba un cartel publicitario de gran tamaño y que no se comportó como los testigos decían. Así ocurrió con las más de trescientas llamadas investigadas por el IUR que fueron atribuidas a aviones con pancartas luminosas, que incluían descripciones de cúpulas con ventanillas , platos que giraban con luces fijas, etc. Hendry escribió que esos informes eran vitales para el estudio del fenómeno OVNI, pues mostraban que muchas personas describían objetos y comportamiento que solo existía en su imaginación. (Allan Hendry. The case of IFO study:an recent example. Internacional UFO reporter 3. Nº6. También “The UFO Handbook”. Doubleday, 1979)
En el mismo sentido, Paolo Toselli, investigador UFO italiano se concentró en casos OVI, objetos identificados con seguridad a pesar de los testimonios y descubrió que los testigos aportaban elementos ficticios que consideraban sinceramente existentes. Llegó a acuñar la expresión ”Síndrome de Trasgresión de la Realidad” para la descripción del fenómeno, que no es en absoluto patológico. (Diccionario de Ufología. “Trasgresión de la Realidad, síndrome” Fundación Anomalía).
El astrónomo Simon Newcomb cuenta como todo un destacamento militar en Fort Snelling quiso mostrarle como un objeto luminoso se aparecía en el cielo todas las noches desde hacía días y, después de seguir un curso normal en el cielo, pasaba a comportarse de manera errática y contraria al de los objetos celestes conocidos. Newcomb comprobó, y les hizo ver a los oficiales, todos formados en West Point, que lo que veían era una estrella que seguían en su curso celeste hasta que, cerca del horizonte se hacia casi imperceptible y entonces seguían a otra, Capella, que muy próxima a la primera seguía el curso contrario. Newcomb escribió que recordaba aquella experiencia como “ilustrativa de la falacia de todos los testimonios humanos acerca de fantasmas, llamadas de los espíritus y otros fenómenos parecidos” Sin duda, parece muy aplicable en el caso de los OVNIs. (The reminiscences of an astronomer. 1903. Citado por Robert Sheaffer en “Veredicto OVNI”)
El conocido astrónomo Frank Drake, respecto de los esfuerzos de Observatorio Radio Astronómico por documentar los meteoritos, escribió:
“El primer hecho que aprendimos es que la memoria del testigo sobre estos fenómenos exóticos se esfuma muy deprisa. Un día después, aproximadamente la mitad de los informes son erróneos; dos días después, alrededor de las tres cuartas partes están claramente equivocados…Quedó bien demostrado que, más tarde, reconstruían en su imaginación un hecho basado en un vago recuerdo de lo que había sucedido.” (“Sobre las habilidades y limitaciones de los testigos oculares” en “UFO´S. a Scientific Debate” ed. Sagan y Page 1972)
Veamos como describieron algunos testigos un bólido documentado por la Red de Alerta de Hechos Científicos del Smithsonian Institute y por los astrónomos del Observatorio Nacional de Brasil el 12 de marzo de 1978 que incluye a dos pilotos, uno militar y otro civil, entre otros muchos testigos:
Lygia Pape, profesora universitaria de Arte: “Había un objeto enorme que se aproximaba por el norte. Había cuatro grandes naves que tenían alrededor otros grupos de cinco naves más pequeñas…”
Waldyr Foreax, coronel de la policía militar: “Volaba a una altura de 500 metros. Volaba tan bajo que pensé que chocaría con las montañas. Esto implica unos cálculos matemáticos muy precisos. Tenia que haber alguien al mando de la nave.”
Francisco Simonelli Cruceiro, piloto civil: “El objeto volaba horizontalmente. Tenía el tamaño aproximado de un Jumbo. Tenía luces blancas a su alrededor que parecían fluorescentes. No era un satélite ni tampoco un meteorito. Era un OVNI.” Cruceiro acompañó su testimonio de un dibujo que representaba la clásica forma de cigarro puro con ventanitas a lo largo.
Coronel Rui Guardiolo, piloto de las Fuerzas Aéreas brasileñas: “Seguía una trayectoria directa de choque con la Base Aérea de Campo Dos Affonsos, pero cuando alcanzó una altura de unos 600 metros se niveló. Eran dos naves madre principales seguidas de algunas más pequeñas.” (Nacional Enquirer. 17 de Octubre de 1978. Pag. 2.)
Como decíamos, el bólido fue seguido por dos centros de observación independientes. (Smithsonian Institution Scientific Event Alert Network Bulletin 3. (31 de marzo de 1978. Pag 9.)
Hume ofreció sus razonamientos, nunca refutados, a una audiencia que no disponía de la evidencia empírica y experimental que hoy en día apoya sus argumentos. Sin embargo, todavía se sigue usando el testimonio ocular como fuente para sostener abiertas discrepancias con lo que la experiencia sobre las leyes naturales nos enseña.
ACTUALIZACIÓN
En la página de Elizabeth Loftus aparecen enlaces a algunos de sus artículos sobre el tema. Aunque ya enlazo la propia página, pondré a continuación los enlaces.
Por otra parte, gracias a Manuel Borraz que dejó un muy interesante comentario en este mismo artículo, llegué a su página, donde, desde una perspectiva judicial, se aborda el mismo tema de la confianza en el testimonio ocular. Manuel me ha permitido enlazar su sitio web, cuya lectura recomiendo con toda insistencia, y pondré también enlaces a artículos sobre el tema que aparecen en una de las páginas. El asunto principal de ese lugar es la terrible situación de Ahmed Tommouhi, preso 13 años gracias a un par de testimonios oculares (testimonios que no fueron, en un principio, nada contundentes, y que se muestran cuajados de irregularidades en su llevada a efecto por parte d elas autoridades) de unas víctimas de violación a pesar de que las evidencias físicas- análisis de ADN incluído- lo exculpa. En esa página es posible adherirse a una campaña de recogidas de firmas en su favor. Si les es posible y están de acuerdo con lo que esa página expone, como es mi caso, les ruego que se adhieran a esa campaña.
También les recomeindo que permanezcan atentos al blog de Gerardo García-Trío, Bajo el Volcán donde en los próximos días hay prevista una entrada sobre un caso de una condena basado en testimonio oculares y en contra de evidencia física.
Enlaces:
Artículos de Elizabeth Loftus:
- "Make-believe memories," American Psychologist (November 2003).
- "Our changeable memories: legal and practical implications," in Nature Reviews: Neuroscience (2003).
- "Memory Faults and Fixes" in Issues in Science & Technology (2002; publication of the National Academies of Science)
- "Who Abused Jane Doe?" in The Skeptical Inquirer (2002)
- "Make my Memory" in Psychology & Marketing (2002)
- "Imagination and...power" in The Psychologist (2001)
- "Memory's Future" in Psychology Today (2001)
- "Changing Beliefs About Implausible Events " in Journal of Experimental Psychology: Applied (2001)
- "Dream Interpretation and False Beliefs," in Professional Psychology (1999)
- "The Price of Bad Memories" in The Skeptical Inquirer (1998)
- "Advertising's Misinformation Effect" in Applied Cognitive Psychology (1998)
- "Creating False Memories" in Scientific American (1997)
- "Imagination Inflation" in Psychonomic Bulletin and Review (1996)
- Information about, and a chapter from, The Myth of Repressed Memory (1994)
- "The Reality of Repressed Memories" in American Psychologist (1993)
- "Misinformation and Memory" in Journal of Experimental Psychology:G (1989)
“No Confidence: A Step Toward Accuracy in Eyewitness Trials” (James M. Doyle), The Champion, enero/febrero 1998; http://www.criminaljustice.org/CHAMPION/ARTICLES/98jan01.htm
”Best Practices for Eyewitness Evidence Procedures: New Ideas for the Oldest Way to Solve a Case” (Turtle, Lindsay & Wells), The Canadian Journal of Police and Security Services, marzo 2003; http://www.psychology.iastate.edu/faculty/gwells/CJPSSarticle.pdf
”Eyewitness Identification Procedures: Recommendations for Lineups and Photospreads” (Wells, Small, Penrod, Malpass, Fulero & Brimacombe), Law and Human Behavior, vol. 22, nº 6 (1998); http://www.psychology.iastate.edu/faculty/gwells/whitepaperpdf.pdf
“From the Lab to the Police Station: A Successful Application of Eyewitness Research” (Wells, Malpass, Lindsay, Fisher, Turtle & Fulero), American Psychologist, junio 2000; http://www.psychology.iastate.edu/faculty/gwells/Lab_to_police_station.pdf
“Eyewitness Testimony” (Wells & Olson), Annual Review of Psychology, 2003; http://www.psychology.iastate.edu/faculty/gwells/annual_review_2003.pdf
La página de Manuel Borraz y Eva Bobrow es la siguiente:
http://www.geocities.com/eva_bobrow/seguvsfiab.html