lunes, febrero 21, 2005

Javier Reinoso, la Astrología y la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué sabe usted acerca de la Segunda Guerra Mundial? ¿Sabe usted, por ejemplo, cuál es la fecha de inicio de ese conflicto? ¿Conoce, aún de manera general, las causas que lo desencadenaron?

Hay varias formas de simplificar ambas cosas. Sobre la fecha de inicio resulta además fácil, es la fecha convenida por todos los historiadores, el 1 de septiembre de 1939. Respecto a las causas, el problema es mayor, pero si se pide una causa casi todo el mundo coincide en hablar de los deseos expansionistas de Hitler, del partido Nazi o de Alemania.

¿Qué ocurrió ese día?. Que Alemania invadió Polonia. Ese día Alemania y Polonia entraron en guerra. Un año antes, en septiembre de 1938, Alemania hizo lo mismo con Checoslovaquia, anexionándose los Sudetes. Las potencias occidentales acordaron aceptar esa situación en una conferencia en Munich, pero en marzo del año siguiente, unos pocos meses antes de invadir Polonia, Hitler invade otras zonas de Checoslovaquia (Bohemia y Moravia).

En ambos casos hubo uso de la fuerza militar y muertos y a nadie se le oculta que ambos conflictos se inscriben en la misma dinámica.

Sin embargo, y a pesar de que hasta dos días después Francia y Gran Bretaña no declaran la Guerra a Alemania y que el conflicto no puede llamarse “mundial” hasta mucho después, cuando otros países entran en la guerra, algunos con diferencia de años, la fecha del 1 de septiembre de 1939 es la de inicio de la 2ª Guerra Mundial. Así se acuerda por los historiadores y esa fecha debe dar cualquiera al que se haga la segunda pregunta del primer párrafo de este artículo. La fecha no es arbitraria, y responde a un criterio. Lo cual no significa que sea la única que pudiera haberse adoptado. La fecha del tres de septiembre de ese año, o la de septiembre del año anterior o varias posteriores (hasta 1940 Alemania no invade Dinamarca o Bélgica, ni inicia el camino hacia Europa occidental, ni Italia entra en la guerra, y mucho menos Japón o EE.UU.), serían correctas.

La cosa no tiene mayor trascendencia salvo en lo que concierne a las causas. Si las causas del conflicto son, exclusivamente, las manejadas por historiadores, en un momento concreto debe ponerse el inicio del mismo, y esa fecha es perfectamente correcta. Pero si hay una causa con incidencia significativa que sea ajena a los asuntos humanos la cosa cambia.

Supongamos que pensamos que en los conflictos bélicos interviene algún elemento que escapa al control de los actores humanos. Un ángulo determinado entre la posición de dos o más planetas, por ejemplo. Puede sonar ridículo que el hecho de que dos planetas en su órbita en el cielo presenten una posición mutua relativa tenga algo que ver con que se desencadene o no una guerra, sobre todo cuando no se tiene en cuenta la posición real de esos planetas en el cielo, sino la de una proyección en un plano; pero eso mismo sostiene, entre otros,
Javier Reinoso, autor de un programa de softweare astrológico que muestra, entre otras cosas, esas relaciones proyectadas. (La función principal de la página y sus foros es la promoción de programa informático)


En este caso, y dada la relación estrecha entre la fecha en la que ocurre un conflicto y la de determinada coincidencia en la posición de determinados planetas, la cuestión de cual sea la fecha de ese inicio es crucial. (No olvido otras cuestiones a resolver, como el hecho de que sea importante la fecha en que Alemania entra en Polonia y no la de la llegada a Varsovia o la de cualquier batalla especialmente significativa, cruel o enconada) Si la coincidencia de esa posición es importante para la ocurrencia de conflictos bélicos, esas fechas han de coincidir.

Este hombre escribió en su primer mensaje en la lista de discusión de Yahoo, "charlatanes"
que eso es justamente lo que ocurría. Que hay una coincidencia entre la fecha de inicio de los conflictos bélicos entre los hombres y un rango de posiciones relativas entre Plutón y Saturno, vistas desde nuestro planeta y proyectadas sobre un plano.

Por alguna razón, Reinoso consideraba que esto sólo ocurría con los conflictos “importantes” y lanzó un reto para que cada uno de los lectores que lo desearan pudieran comprobarlo por sí mismos. La idea era que fuéramos los que nos mostramos escépticos con esa idea los que propusiéramos una lista de diez o doce conflictos ocurridos a lo largo del siglo XX para que, posteriormente, Reinoso mostrara que coincidían en su fecha de inicio con esa posición astral.

Dado que era la fecha de inicio lo que Reinoso consideraba significativo y que sólo un rango determinado de conflictos, los que él llamaba “importantes” sin más precisión, deberían ser considerados, se le preguntó por qué criterio debíamos usar para decidir una y otra cosa y la razón de ello. Las razones de algo así debieran ser claras para cualquiera, pero sobre todo para él mismo, que es quien afirmaba una y otra cosa.

Pero no resultó así. Reinoso no tiene ni idea de por qué las fechas de inicio son las significativas, cómo se deciden éstas una vez entra en juego el factor astral ni cree que exista más criterio para considerar importante un conflicto que preguntar en la calle por cuales les suenan a nuestros conocidos. Su negativa a considerar todo esto, que el expresó en forma de insultos y desprecios con unas maneras muy infantiles (Reinoso llamó loco a todo el que tuvo la ocurrencia de preguntarle por todo ello, preguntaba por el régimen del supuesto psiquiátrico en el que, según él, debiéramos estar internados y otras “gracias” semejantes, acompañadas de mucho “je,je,je” y “ji,ji,ji), tuvo las consecuencias que eran de esperar. Desacuerdo total acerca de que puede considerarse un conflicto “importante” y que no puede considerarse así. Reinoso no considera importante la Guerra Civil española pero si algunas matanzas en países africanos, por ejemplo. Curiosamente, o quizá no tanto, la guerra civil española no coincide con la posición astral que predice su hipótesis, y esas guerras africanas si. La fecha de inicio de la Guerra del Vietnam, fecha que además falsea, si es importante, pero la de la Guerra de Corea, que estuvo a punto de desencadenar la Tercer Guerra Mundial, no lo es. Seguramente sus conocidos han visto mucho cine bélico de los setenta y ochenta y poco o nada de los cincuenta. Ese es el resultado de la falta de criterio de Reinoso.

Por no alargar demasiado este artículo les diré que una vez confrontadas las listas de posiciones de esos astros las de los conflictos ocurridos en el siglo XX, el resultado no es demasiado espectacular, más bien al contrario.

Si tienen algún interés en leer los recursos argumentativos de este tipo, que en su propio foro procedió a expulsar a quienes le contradecían, a mi mismo por ejemplo, tras dedicar su colección de insultos de patio de colegio, pasen por la lista. El hombre sigue allí, escribiendo más que nadie a pesar de que varias veces ha dicho que no tiene nada que hacer allí, que no quiere nada con nosotros y que no iba a volver jamás. Lo último es un programita en flash que supuestamente es capaz de discriminara entre tres fechas suministradas por el usuario, una de la cuales debe corresponderse con un hecho “emotivamente significativo” y las otras dos carecer de ese componente. Los problemas de precisión acerca de lo que eso quiera decir ya han empezado. Y eso que Reinoso asegura que obtendrá un 90 % de aciertos y que piensa ganar el reto de Randi con él.

Durante un tiempo, puede que incluso les resulta divertido leer a este hombre.


Adenda
Alberto (Ford Prefect), se ha tomado la molestia de sumergirse en el oceano de los númerosos mensajes de la lista charlatanes para ofrecer una "repetición de las mejores jugadas" del debate con Reinoso. Es un maravilloso resumen que ayudará a comprender este artículo.
Por otra parte, Alejandro (Mistermaguf) ha hecho algo parecido con las respuestas de Reinoso a ese y otros mensajes originados por el resumen de Ford. Es este.
Gracias a ambos.

Final

El carácter de troll de Javier Reinoso y el alcance de su perturbación mental puede entenderse mejor sabiendo que su nefasta actuación en la lista charlatanes ha sido realizada de manera casi idéntica en otros lugares con anterioridad. En el foro de Todopolítica puede seguirse una conversación que sigue las pautas casi exactas de la resumida por Ford Prefect y que ofrezco en la adenda anterior. Reionoso, que empieza escribiendo como Ren_Atirantar, demuestra su facilidad para el insulto y la ira infantil y su nula capacidad argumentativa. Ahora, según manifiesta él mismo, ya ha encontrado un nuevo foro en el que descargar su incontinencia.

Un ejemplar digno de estudio, siempre que se tome la precaución de maniatarlo y amordazarlo. Muerde.


miércoles, febrero 16, 2005

Flores de Bach, superstición y la R.A.E.

Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, la superstición se define como toda creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón. Al parecer, las creencias religiosas se libran de ese calificativo por el hecho de estar encuadradas en un sistema doctrinal. Por muy contraria a la razón que pueda resultar una creencia, basta con ser conforme al sistema religioso de referencia para no ser supersticiosa.

No acabo de tener claro si esto afecta a cualquier religión o sólo a la propia. ¿Puede uno calificar de superstición toda creencia no ajustada a la razón de las religiones rivales? ¿O el mero hecho de pertenecer al cuerpo doctrinal de una religión ahorra a toda creencia, por muy irracional que pueda ser, el bochornoso calificativo de “supersticiosa”? ¿Y que ocurre con quienes no profesan religión alguna? ¿Será reprendido por la RAE si llama a toda creencia irracional “superstición”, sea cual sea su origen? ¿Y que hay de aquellas creencias abandonadas por distintas religiones según nuestro conocimiento del mundo avanzaba? ¿Pasan a ser supersticiones, lo fueron siempre o nunca lo serán?

¿Y el caso de creencias que pertenecen tanto al mundo religioso como al seglar? ¿Son o no son supersticiones?

En fin, de una de estas últimas creencias quería yo hablar. En su forma más general, consiste en culpabilizar a las víctimas de determinadas desgracias. Castigo de Dios, se ha dicho cuando alguien padecía alguna calamidad de ese tipo. En la Biblia es fácil encontrar ejemplos. En muchas religiones orientales se recoge alguna forma de esta creencia, siendo un ejemplo bien conocido la reencarnación, en la que la vida nueva e incluso la forma física que adopte dependen de la “calidad” ética de los actos realizados en la anterior. Incluso para los griegos, el héroe es el que acata su destino y lo enfrenta con valor, mientras que el villano sufre por un destino que no acepta y contra el que se rebela y es ello la causa de sus males, peores que el trágico final del héroe, que actúa correctamente.

En muchas ocasiones, la víctima de los males es a su vez causa de los mismos. No hay dudas en determinados casos. Y en esos, lo supersticioso es mantener que son los astros, los hados o cualquier otro ente rector del destino los causantes de lo que la irresponsabilidad, la maldad o la negligencia de la propia víctima ha desencadenado. En otras, sin embargo, los males padecidos no son causa directa de “malos” actos de quienes los sufren.

Podemos distinguir ambos casos aplicando la razón, que; como dice la RAE y a falta de aclaración sobre mis dudas religiosas; es a su vez lo que evita el calificativo de supersticiosa para nuestra conclusión.

Pudiera pensar el lector de estas líneas que esas son creencias del pasado que sólo sobreviven en algunas religiones y no afectan a quien se ve libre de dogmas de fe o que, en todo caso, no afectan a cuestiones bien claras, como la causa de las enfermedades, por ejemplo.

Creo que quien esto diga no conoce a Edward Bach, el creador de la terapia floral (las cada vez más famosas “Flores de Bach”) que cuenta con admiradores y practicantes cada vez más numerosos,
y autor de un artículo en el que se deja ver claramente la vieja ¿superstición? de la que hablamos.


El infumable artículo, además de un magnífico ejemplo de supervivencia de viejas supersticiones, nos muestra otros acerca de aquellos que apoyan todo lo que suene a “alternativo”, por muy contradictorio que resulte. La homeopatía es claramente contradictoria con la terapia floral, además de incompatible. Sin embargo es “alternativa” a la medicina “oficial”. Y eso, al parecer, es considerado bueno.

No veo religión implicada, ¿será una superstición?

lunes, febrero 14, 2005

Enrique De Vicente y "los modelos científicos"

La epistemología, o teoría del conocimiento, ha producido en el siglo XX reflexiones que han contribuido a abandonar una cierta imagen ingenua de lo que el método científico es y deja de ser. Muchas han sido las contribuciones valiosas, y no solo han influido en la descripción del método y en la práctica científica en los niveles que afectan a los participantes, sino que han conseguido llegar al gran público en gran medida.

Los “Paradigmas” de Kuhn, y el “caos o anarquismo metodológico” de Feyerabend son dos de esas aportaciones que más han llegado fuera del círculo estrictamente científico o de la Filosofía de la Ciencia (junto al criterio de falsabilidad de Popper, igualmente valioso siempre que se encuadre en su justa perspectiva.)

Ambos autores han sido usados por personas que no deseaban una comprensión más profunda del método científico, sino una destrucción del mismo con el objeto de rebajar los conocimientos obtenidos por su medio hasta el nivel de otras fuentes o las de elevar estas últimas hasta las cotas de prestigio alcanzado por el conocimiento científico.

De manera breve, podemos decir que Kuhn acierta al decir que los modelos científicos se aceptan antes de ser plenamente demostrados, y que la Teoría afecta a las observaciones, pero sin duda llega un momento, antes o después, en que la elección del “paradigma” es objetiva, basada en hechos que no pueden ignorarse. Y, la existencia de paradigmas, ¿es en si mismo un conocimiento objetivo, independiente del paradigma en el que se origina? Valoremos las pruebas que ofrecen los científicos de sus afirmaciones frente a las que Kuhn ofrece de las suyas.

Feyerabend, el cual dijo más de una vez de sí mismo que no debiera ser tomado en serio, acierta al decir que no debe “encerrarse” a la ciencia en un corsé excesivamente rígido de normas. Pero de ahí a su conclusión de que toda norma tiene el mismo valor hay un mundo. Feyerabend dice que la educación de los niños debiera ser suministrada sobre la base de la creencia de los padres. Pone como ejemplo aprender astrología en lugar de astronomía. Pero para averiguar si los padres tienen una u otra creencia ha de usarse un método. Y si, como dice Feyerabend, todos valen igual, podemos aplicar uno que, con el debido sesgo, concluya que nadie cree en la Astrología. Y en el sistema caótico de Feyerabend, debe considerarse válido. Una vez más, es posible comparar las conclusiones de Feyerabend y las de los científicos y las respectivas pruebas a favor de uno y otro.

Del mismo modo, la crisis del determinismo que supuso la comprensión de la Mecánica Cuántica, ha pretendido ser usada con el mismo objetivo.

Viene todo esto a cuento del último editorial de Enrique de Vicente en Año Cero, titulado Tsunami. Además de apuntarse al carro de los reproches fáciles al ser humano por su incapacidad para gobernar su mundo o de los peligros de la Tecnología, pide De Vicente a sus lectores que informen acerca de premoniciones sobre el reciente Tsunami asiático u otras catástrofes semejantes. Pretende conseguir algún tipo de alerta extrasensoria que evite cuantas muertes sea posible por el anuncio de esas “premoniciones”.

Advierte De Vicente que algo así, basado en informes anecdóticos, solo puede parecer irracional a quienes temen “arriesgarse a perder su prestigio y sus prejuicios en el intento de ampliar nuestras concepciones de la realidad”. Personas que supuestamente “se aferran a viejos modelos científicos”.


Ni una palabra dedicada a justificar “otros modelos científicos” puede encontrarse en ese o en otros escritos de De Vicente. Ni una sola justificación particular de la validez de esos informes. ¿Piensa De Vicente que el hecho de que la Ciencia tenga límites hace desaparecer las tonterías?

miércoles, febrero 09, 2005

Las diabluras de Miguel Blanco

Miguel Blanco es el director de uno de los programas más veteranos de la radio española con temáticas paranormales, Espacio en Blanco. Su especialidad parecen ser "los dioses". Aunque no queda claro a que se refiere con esa expresión. Parece algo en la línea de los visitantes extraterrestres de Daniken. Aunque, como la mayoría de sus colegas, defiende y difunde cualquier cosa con tal de que suene a misterio.


El caso es que en la página de su programa de radio hay una referencia biográfica en la que una frase dice así:
"Entre sus logros se cuenta que ha sido el único blanco que ha visto UN DIABLO en HAITI y ha vivido para contarlo (casi se muere)."


El propio Blanco ha repetido en muchas ocasiones esa historia, sin muchos más detalles, contribuyendo a mantener la atmósfera de misterio en torno a ese caso, y en numerosos programas de televisión y radio en los que participa como invitado así como en medios escritos se hace referencia a ese hecho como una especie de hazaña insólita que le confiere, de alguna manera, un manto de investigador audaz en el mismo territorio del misterio.
Puede pensar quien oiga o lea esta frase que Blanco se enfrentó a las oscuras fuerzas diabólicas en un duelo singular o que algún representante del mundo infernal se sintió suficientemente ofendido o curioso por este "investigador" como para sentir la tentación de presentarse desnudo de disfraz ante el valeroso periodista.


La verdad es que Blanco simplemente asistió a un espectáculo de los muchos que se organizan en Haiti para impresionar al turista y obtener unos dineros. Unos años después el propio Blanco volvió, junto a Manuel Carballal, a Haiti y volvieron a la misma casa en la que Blanco tuvo su primer "encuentro" con aquel diablo para un reencuentro con el diablo ocho años más viejo. Pero en esta ocasión la evidencia del fraude no escapó a ninguno de ellos. En el mismo lugar del encuentro de Blanco ocho años antes, con los mismos elementos y el mismo diablo, aunque oficiando el sobrino del anterior "convocante", al parecer heredero del negocio familiar. Incluso la ambientación se repite, consistente en una mujer que sale con la cara de espanto de la sala en la que los incautos van a entrar en ese momento a conocer al "diablo". ¿Y por qué iba a cambiar, si todo un periodista europeo se encargó de difundir lo "genuino" de su espectáculo? Según cuenta él mismo, muchos europeos acudieron atraídos por el relato de Blanco.


La historia completa la cuenta el propio Carballal en esta página .


Además de comprobar que, en el mejor de los casos, Blanco es de una ingenuidad casi inigualable, podemos ver que ni fue el único en "enfrentarse" a aquél diablo, ni tampoco el primero ni el último y que esos rituales no son más que una fuente de ingresos para personas que carecen de otros o que encuentran en este una fácil y rentable. Tampoco queda demasiado oscura la razón de que Blanco sobreviviera al "encuentro".

Originalmente escrito en Saber-Creer