lunes, junio 19, 2006

En la nueva casa de las caras de Belmez, hay algunas falsas, seguro.

O eso dice Pedro Amorós.

Pero, por supuesto, si hay algún sospechoso de esa falsificación, es Francisco Máñez, o alguien enviado por él. Ni Amorós ni la SEIP (o como se llame) tienen responsabilidad alguna, porque, dice, Amorós, el firmó un papel el 5 de diciembre (con fecha posterior, pero se firmó ese día, dice), en el que no se hace responsable de que pueda aparecer alguna cara “falsa”.

Asegura Amorós que un día, después de aquello, apareció un “carón” que estaba para él evidentemente pintada en el suelo utilizando aceite. Según Amorós, la influencia de Máñez al hablar de aceite, tuvo algo que ver con que alguien acudiera allí con aceite a “reforzar una cara para que se viera más”. Aunque, dice, que pudo ser “perfectamente, Paco Máñez o cualquier enviado por él para que falsificase aquellas caras” para echarles el “muerto encima”. Y dice que eso lo intuye porque no ha salido quien hizo esas caras.

Curioso razonamiento. Como no sabemos quien hizo las “caras falsificadas”, podemos decir que “perfectamente pudo ser Máñez”. O quien nos pete, claro. Es, como digo, una manera muy curiosa de razonar, pero no nueva, ni mucho menos. Para esta gente, del mismo modo que Máñez puede ser el autor de ese fraude, porque no se sabe a ciencia cierta quien fue, las demás caras son paranormales, pues no se sabe a ciencia cierta que sean normales. Esa es la base de la confianza en que las caras de Bélmez, nuevas o antiguas, son un fenómeno paranormal, que no se sabe a ciencia cierta que sean normales. No les importa que pudieran ser fruto de fenómenos bien pedestres, incluido el fraude, o se demuestra a ciencia cierta cómo se realizaron esas caras o son paranormales.

Por cierto, no aparece por ninguna parte la “ciencia cierta” que confirme que el “carón” fuera una falsificación, pero eso no es problema para Amorós: son normales y falsificadas. No hay, que yo sepa, ninguna explicación para que si una cara está formada por agua o humedad no deba concluirse el fraude, pero si, si hay aceite. Pero así parece ser, si aparece aceite, son falsas, si solo hay agua, no. Habrá que investigar, digo yo, por qué los “entes pintores” son tan hidrofílicos como oleofóbicos.

Curioso que quien demanda a otro por acusarle de estar relacionado con un fraude haga exactamente aquello que considera que debe acabar en los tribunales. Acusar en un medio público de falsificar caras.

¿Será que es privilegio de los “himbestigadores”?

Al menos, Guillermo Núñez intenta parar una acusación probadamente falsa contra Pedro Gimeno y Lola Cárdenas que intenta colar Paco Lucha respecto de los famosos “gusanitos” de Bélmez insinuando alguna relación de "intento previo". Aunque, dice, el guarda las pruebas de aquello, que son suyas, leche.



Pueden escuchar a todo esto en el programa del espacio de radio "Nostromus" titulado "Pedro Amorós al desnudo" de junio de 2006.