miércoles, diciembre 28, 2005

Avances Científicos del 2005. Evolución en vivo.

La prestigiosa revista académica SCIENCE, editada por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), publica en su último número, como viene siendo habitual todos los años, la lista de los diez avances científicos más importantes del año 2005.

Entre los elegidos se encuentra el aterrizaje en Titán de la sonda europea Huygens, algunas investigaciones acerca del origen de los materiales que conforman la Tierra, prometedores estudios acerca de algunas afecciones neurológicas como la esquizofrenia, el síndrome de Tourette o la dislexia, que parecen mostrar un origen remoto en la fase de desarrollo embrionario; avances en el estudio de las estrellas de neutrones, etc.

El primer puesto de la lista lo encabezan varios estudios sobre la evolución. La comprensión del mapa genético del virus de la influenza responsable de la epidemia de gripe de 1918 puede, además de aportar datos acerca de la evolución, tener importancia médica de primer orden en la prevención de pandemias de la gripe. Una enfermedad que mataba en el primer tercio del siglo XX a millones de personas y que está de actualidad por la variante aviar.

La revelación de otra secuencia genética, la del chimpancé, puede arrojar luz sobre la historia evolutiva humana.

Otros dos estudios listados en el primer lugar por SCIENCE resultan más determinantes en su apoyo a la evolución como hecho, al margen de la teoría que de cuenta de ella.

Uno de ellos da cuenta de los dramáticos efectos que un pequeño cambio genético puede originar, como el caso de un pez de Alaska que perdió su escudo óseo a consecuencia de una de esas mutaciones y cambió su habitat en aguas saladas por otro en lagos de aguas frescas.

El otro se refiere a la curruca capirotada, una especie de pájaro europeo en el que se observó cómo dos poblaciones separadas de esta ave dieron lugar a dos especies separadas. Evolución en marcha, observada y documentada.

El anuncio de la lista se produjo la misma semana que se conoció la prohibición por parte de un tribunal americano de que el llamado Diseño Inteligente formara parte de las enseñanzas en las aulas de algunos estados de los Estados Unidos.

Colin Norman, editor de noticias del SCIENCE, negó conexión directa entre ambos hechos:

"Supongo que si (el debate) nos influyó en algo, fue para entender que los científicos tienden a dar por sentado que la evolución es la base de la biología moderna", dijo a la BBC.

"Los argumentos acerca del diseño inteligente solo hicieron que estuviéramos un poco más conscientes de ello."

"La evolución no es solo algo que los científicos estudian como una ocupación esotérica", añadió. "Tiene implicaciones muy importantes para la salud publica y para nuestro entendimiento de quienes somos".

El mundo se nos muestra tal y como es, a pesar de muchos.

miércoles, diciembre 14, 2005

Políticamente Correcto

Uno ya está curado de espantos respecto a la capacidad de los políticos para ejercer eso que ha dado en llamar “ser políticamente correcto”. Se expresa a través del lenguaje, principalmente, llamando invidente al ciego, afroamericano al negro o magrebí al moro de toda la vida. Naturalmente, el lenguaje no cambia las actitudes, y uno puede seguir discriminando al invidente, cuidandose del trato con afroamericanos o solicitando que se pare la “invasión” de los magrebies.

Otro aspecto de quienes se mueven por deseos “políticamente correctos” se manifiesta en la observancia de una tolerancia extrema hacia los demás. Salvo que se estime que la opinión o costumbre del otro es “politicamente incorrecta”. Y así, les lleva a los mismos que defienden que la sociedad de acogida de inmigrantes debe abrirse a las aportaciones culturales de estos inmigrantes, a defender el mantenimiento integro de su identidad cultural por parte de estos últimos. Desde luego, resulta contradictorio, pero eso no parece preocupar al defensor de los políticamente correcto.

Yamato habla hoy sobre esto mismo en blog, centrándose preferentemente en el mundo jurídico. Esto me ha traído a la memoria que en Chile, durante las discusiones acerca de la Ley de Divorcio, un amplio grupo de diputados consensuó una propuesta de añadir una clausula adicional a esa ley que permitiría que los novios, antes de casarse, pudieran optar por una variedad de matrimonio con opción a divorcio o por otra sin divorcio.

Uno no sabe si reir o llorar.

martes, diciembre 13, 2005

E.R. Lankester, el cazafantasmas.

Edwing Ray Lankester (1846-1929) es recordado por varios motivos.

Fue un pionero del periodismo científico con una columna fija durante años en la prensa llamada "Ciencia desde un cómodo sillón" con enorme éxito. (A mí me suena a título de blog escéptico)

Su terminología en el campo de la arqueología prehistórica todavía permanece.

Popularizó las descripciones de animales y paisajes extintos de la antigüedad. Conan Doyle se inspiró en ellas para sus propias descripciones en el clásico de aventuras "El mundo perdido", donde uno de los personajes cita a Lankester.

Se le considera el responsable de la recuperación del concepto de selección natural, perdido para la biología británica desde pocos años tras la muerte de Darwin. Trató de conciliar las teorías de Weissman, el pionero alemán de la genética, con la selección natural, adelantándose a la teoría sintética.

Además, y esta es la razón de que hable de Lankester hoy, fue el primer científico que denunció públicamente y ante un tribunal los manejos de un charlatán que pretendía poder comunicarse con los espíritus de los fallecidos.

Henry Slade era famoso en Londres por su pretendida capacidad como medium. El espectáculo de Slade consistía en hacer preguntas al espíritu de su propia esposa fallecida que esta respondía por medio de mensajes escritos misteriosamente en una pizarra.

Lankester, que admiraba profundamente a Darwin, tal vez para ganarse su afecto, pues sabia que el gran hombre aborrecía a los espiritistas que florecían en la sociedad victoriana británica, asistió a una de las sesiones de Slade.

En un momento de silencio en el que Slade se disponía a realizar una pregunta, siempre en un ambiente de gran oscuridad, Lankester arrebató la pizarra al medium, comprobando que, aunque la pregunta aún no había sido realizada, la respuesta ya estaba escrita en la pizarra.

Lankester denunció a Slade ante un juzgado, acusándole de "delincuente común". El juicio alcanzó gran resonancia en la sociedad británica, y se consideró un enfrentamiento entre los dos padres de la teoría de la evolución, Darwin y Wallace.

El primero de ellos contribuyó a los gastos del juicio aportando dinero a Lankester, y Wallace se personó en el juicio como testigo favorable a Slade, al que consideraba un hombre tan honrado como cualquier investigador. Wallace era un fervoroso creyente y en cierta ocasión provoco cierto escándalo al permitir la lectura de un trabajo sobre transmisión a distancia del pensamiento en una importante reunión científica.

Durante el juicio, Slade declaró que ignoraba como había llegado el texto a la pizarra, y un famoso mago mostró varías formas en las que aquello pudo ocurrir. Pero el juez desestimó todo lo que consideraba exhibición circense y juzgó y condenó a Slade basándose en una ley que condenaba la lectura de manos y otros medios de adivinación.

Slade no fue a la cárcel, durante una revisión del caso por motivos técnicos, huyó a Europa, donde continuó su lucrativa actividad, aunque las sospechas nunca le abandonaron y su descrédito creció hasta que acabó solo y olvidado.

Lankester sostenía que las supercherías de los charlatanes nunca podrían engañar a un científico preparado como él. Lamentablemente, el propio Lankester fue un ejemplo de lo contrario. Él fue una de las víctimas más notables del fraude del "Hombre de Piltdown", cuyas implicaciones parecían apoyar sus más queridas creencias.

martes, diciembre 06, 2005

Dios y la ética:El dilema de Platón.

Hoy, leyendo en Razón Atea, el blog de Fernando G. Toledo, me encuentro con una entrada sobre el problema del mal y su relación con la existencia de Dios. Fernando dice haber "jugado" un poco con la lógica, pero a mí me parece un muy buen artículo.


La existencia del mal en el mundo ha sido tradicionalmente un argumento en contra de la existencia de un dios que fuera omnipotente e infinitamente bueno. El dilema de Epicuro, que Fernando utiliza, entre otros recursos, en su entrada, es un ejemplo clásico. Hay otros igualmente procedentes de la antiguedad clásica griega.

Platón nos ofrece uno de los mejores, a mi juicio.

El Dilema de Platón no se refiere a la existencia de Dios, sino a la coherencia lógica de algunas afirmaciones sobre Él. Empieza con tres proposiciones aparentemente ciertas y compatibles para el cristiano:

1. Dios es bueno.
2. Dios quiere que hagamos el bien.
3. Dios es la base de la ética (o de la moral).

Las 2 primeras proposiciones son evidentemente ciertas para las religiones cristianas, y la tercera también lo es, pero de forma menos obvia. Pero, haciendo un razonamiento simple, encontramos una contradicción entre 1 y 3. Si Dios es bueno, es porque las cosas que son buenas lo son independientemente de Dios. Si no fuese así, Dios decidiría lo que es bueno y malo, y estaría por encima de lo bueno y de lo malo y, por tanto, no sería posible clasificarlo dentro de alguno de estas categorías. Por tanto, si Dios decide lo que es bueno y malo no puede ser considerado bueno.

Si Dios es bueno, no puede decidir lo que es bueno o no. Hará cosas buenas o no las hará, pero no decidirá qué es bueno o qué no lo es.

Se suele alegar que Dios, por su naturaleza, no puede ser malo, solo puede ser bueno. Pero hablar de cualquier cualidad de la naturaleza divina es hablar de las causas o las explicaciones de la inclinación de Dios a ser bueno, pero no del hecho de cómo se juzga que Dios es bueno.
Dios hará cosas buenas o no hará cosa malas DEBIDO a tal o cual cualidad de su naturaleza, pero esto no explica porqué lo que hace se puede llamar bueno o lo que deja de hacer se llama malo. Hablar de la bondad de Dios es colocarlo "dentro" del sistema de referencia que permite juzgar la bondad o la maldad.

En realidad, es decir que las cosas o las acciones son buenas o malas debido a la propia naturaleza de las cosas o las acciones y que podemos decir que Dios es bueno o malo porque podemos comparar sus acciones con la definición de acción mala y de acción buena.

Sin embargo, el punto tres dice que Dios es la base de la ética o de la moral. Esto, según el Dilema, es contradictorio con lo anterior. Porque decir que Dios es la base de la moral significa dejarlo fuera del sistema, que nace de Él o a partir de Él, haciendo que las acciones malas o buenas lo sean en función de su voluntad o de su sapiencia o de cualquier otra circunstancia diferente de la naturaleza propia de esas acciones.

Esto nos deja sin referencia para juzgar si Dios es bueno o malo, pues la ética o la moral quedan por debajo de él, y no tiene sentido alguno decir que Dios es malo o bueno. También significa que lo que es bueno o es malo puede ser intercambiable, pues no dependen de su propia naturaleza o de sus consecuencias inmediatas, sino de la voluntad de Dios, que bien podría haber decidido, por ejemplo, que matar es bueno y que ayudar al prójimo es malo. Si se quiere negar esto, que matar sea bueno o que ayudar al prójimo sea malo, solo se puede desde la aceptación de que la moral es autónoma y que los actos son buenos o malos por sí mismos, o por el contrario, porqué esa es la voluntad de Dios, pero no de ambas formas aun tiempo, pues implican que las cosas son buenas por si mismas y que no lo son, pura contradicción.

Si no se resuelve este dilema, el creyente debe decidirse por una de las dos alternativas, o a Dios no se le puede llamar bueno o malo, o Él no es la base de la moral.


miércoles, noviembre 23, 2005

Mente Abierta

En sentido general, el uso de esa expresión es una llamada a mantener una actitud libre de prejuicios ante cualquier hipótesis o creencia. Suele verse utilizada preferentemente por defensores de hipótesis o creencias con escasa o nula evidencia empírica, especialmente de tipo paranromal, pues de existir evidencia, no sería necesaría esa actitud, sino que más bien se debería recomendar que lo que se abriera fueran los ojos o el entendimiento.

Es dificil enfrentarse a esa recomendación, los prejuicios pueden conducir fácilmente a actitudes dogmáticas de negación. Sin embargo, es evidente que esa actitud no significa o equivale a aceptar cualquier hipótesis o creencia, o a renunciar a su examen. Todo el mundo, con mente abierta o no, tiene una opinión al menos acerca de algún tema, y por prestar apoyo a una alternativa no se debe suponer que esa mente permanece cerrada.

En la formación de la opinión, como en la aceptación de hipótesis en Ciencia, no solo cuenta el aprecio, gusto o deseo personal por una alternativa, algo asimilable al prejuicio, si no que existen ciertos criterios que permiten discernir la solidez de unas hipótesis o explicaciones frente a otras. Criterios que, de ser aplicados, evitan la acusación de prejuiciosa para la adopción de aquella que de ello derive mayor solidez. En realidad, esto constituye el juicio por oposición al prejuicio, que tiene decidido su apoyo por cuestiones ajenas al análisis.

Tener la mente abierta significa someter a crítica o análisis toda hipótesis conforme a ciertos criterios y aceptar su veredicto por lejano a nuestras creencias previas que pueda resultar. Creer en algo a pesar de la falta de apoyo argumental no es tener la mente abierta, es falta de criterio.

domingo, noviembre 20, 2005

¿Podemos Saber?

Existe un escepticismo radical del cual nacen el relativismo y el solipsismo. Se basa en la imposibilidad de demostración lógica de la existencia de un mundo exterior a la mente. Hay otro escepticismo que acepta la existencia de un mundo exterior pero cuestiona que se pueda obtener algún conocimiento fiable del mismo debido a que no lo aprehendemos directamente, sino por mediación de nuestros sentidos y con la participación de un proceso mental previo a la misma aprehensión y conversión en conocimiento.

Ambos escepticismos radicales tienen razón, no existe un proceso lógico que establezca de manera definitiva y segura que exista un mundo exterior ni podemos, en todo caso, obtener un conocimiento inmediato de él. Ni siquiera el "cogito ergo sum" cartesiano resiste un buen examen escéptico.

Pero del reconocimiento de estas dificultades no se sigue, como pretenden estos escépticos radicales ni los solipsistas y relativistas, la consecuencia lógica de que no exista un mundo exterior o que el conocimiento sobre el mismo sea imposible. De la misma manera que no existe un razonamiento lógico impecable y definitivo que establezca lo primero, tampoco existe para afirmar lo segundo. Y puesto que una de las dos alternativas, con los matices que se quieran, ha de ser correcta, debemos aceptar una y rechazar otra, no desde el simple momento en que se plantea la dificultad, pues como vemos no favorece ni a una ni a otra, sino que tendremos que estudiar nuestra misma mente, el mundo que representa y la relación entre ambos.

Es decir, no podemos demostrar, en el sentido lógico o matemático, que el mundo existe o que no existe, ni que podamos extraer conocimiento de él o que no podamos, pero, desde el momento en que cualquiera de esas proposiciones pretenden saber algo del mundo y la mente, aún siendo para negarlo, se establece que es posible conocer algo.

Naturalmente, nadie es realmente un escéptico radical. Quien discute contigo no cree realmente que este discutiendo con una proyección de su mente, y nadie en su sano juicio cree que puede dejar de alimentarse o beber sin morir, o que nada le ocurrirá si se para ante una locomotora lanzada a 250 kilómetros por hora. Lo que el escéptico radical pretende es cuestionar el conocimiento científico o al menos alguna de sus afirmaciones.

Pero ese es el principal problema del escéptico radical, la dificultad que esgrime es aplicable a todo, al MUNDO como totalidad o al conocimiento de CUALQUIER aspecto de la realidad. Y lo mismo cabe decir del relativista, si afirma que el conocimiento científico es solo una construcción social o cultural propia de cada grupo, y que todas tiene el mismo contenido de verdad, lo mismo cabe decir de cualquier afirmación de conocimiento del mundo realizada en el seno de cada grupo incluida su propia afirmación de que el conocimiento es relativo, que sería tan cierta como aquella que afirma que es absoluto.

Pero no se puede aceptar que se puede extraer algún conocimiento del mundo sin aceptar que esa extracción será más o menos fiable dependiendo de las condiciones concretas en las que se realiza y de otras características determinadas. Lo cual nos lleva a la necesidad de una metodología que nace del simple estudio sistemático de esas condiciones y características.

Ese estudio milenario ha producido el más potente sistema de conocimiento, la ciencia, que ha probado su eficacia por sus mismos productos, tanto teóricos como tecnológicos. Los primeros con su capacidad de predicciones cumplidas, algo dudoso si no fuera sólido en alguna medida, y los segundos simplemente funcionando, lo cual no puede ser asignado con facilidad a la ilusión o la casualidad.

Una vez aceptada la disolución de la dificultad general del conocimiento, es decir, una vez rechazadas las afirmaciones solipsistas y relativistas, y aceptado el hecho de que existe un mundo exterior a nuestra mente y que puede conocerse algo del mismo, no cabe ya referencia a ella en ninguna circunstancia, algo que ocurre con cierta frecuencia.

No puede hablarse vagamente de que nada es seguro, pues lo hemos rechazado implícitamente al reconocer un mundo y buscar conocerlo. Aquello que se ponga en duda en cuanto a su valor como saber, debe hacerse desde el cuestionamiento lógico y metodológico de cada afirmación concreta, no desde el recurso a esa dificultad general que ya hemos rechazado.

martes, noviembre 15, 2005

Relación entre el saber y el creer.

Muchas personas abordan los debates desde la postura escéptica convencidos, o al menos dando a entender que entre la creencia y el saber solo existe un claro antagonismo. Lo mismo ocurre en lado contrario, llevando a los que en ese lado se sitúan a defender la creencia por encima del saber o a cuestionar directamente la posibilidad de que exista algo a lo que podamos llamar saber.


Evidentemente, no es exactamente lo mismo saber que creer algo, pero la relación entre ambas cosas es más estrecha de lo que muchos piensan.

Fue Platón el primero en argumentar que el objeto del saber es diferente del objeto del creer en su obra "La República". Platón argumenta que el saber y el creer son capacidades distintas y que, puesto que cada capacidad del hombre tiene su propio ámbito de actuación, los objetos del saber y del creer deben ser distintos, como corresponde a capacidades distintas.

Pero parece más cierto que aquello que empieza siendo una conjetura, puede pasar a sostenerse como creencia para acabar constituyendo saber, desmintiendo las afirmaciones de Platón. No resulta difícil encontrar ejemplos. Puede conjeturarse con que el autor de un hecho determinado sea una persona concreta, para pasar a creerlo conforme se acumulan indicios, terminando por establecerse como "saber".(En realidad, Platón, trata de establecer diferencias entre lo que el llama "saber verdadero" y la noción común de saber, correspondiendo el primer caso a un saber inmediato, adquirido por intuición o contacto directo con el objeto, en un modelo basado en la percepción. Con mayores o menores diferencias, la tradición inaugurada por Platón llega hasta nuestros días, pero esa es otra discusión, que si bien es muy interesante, resulta poco pertinente a la cuestión principal de este artículo)

Consideremos la siguiente afirmación:"Yo sé que x es el autor de tal hecho, pero no creo que haya sido x"Parece evidente que existe una contradicción, si sabes que alguien es el autor de un determinado hecho, crees en ello necesariamente.


La relación entre creer y saber aparece clara, puesto que algunas creencias pueden llegar a "saber" y este no es concebible sin alguna creencia en el mismo sentido.Podemos empezar a caracterizar el saber diciendo que contiene, necesariamente, una creencia y que, evidentemente, esa creencia ha de ser verdadera.

Sin embargo, siendo necesario, no es suficiente para decidir que nos encontramos ante un ejemplo de saber.Supongamos que nuestra creencia acerca de que alguien es el autor de un hecho procede del discurso de un fiscal especialmente hábil en la persuasión retórica y la manipulación psicológica. Para hacerlo aún más claro supongamos que el propio fiscal no está convencido de que nuestro hombre sea el autor del hecho. El hombre puede ser, efectivamente, el autor del hecho, pero nuestra creencia en ello sería "accidental", fruto de la persuasión del fiscal.

Un ejemplo más claro podemos ilustrarlo si alguien afirmara antes de un partido de fútbol que estaba convencido de que el equipo x iba a ganar ese encuentro por tal o cual resultado y efectivamente así ocurriera. Nos encontramos con una creencia verdadera, pero parece difícil aceptar que este sujeto "supiera" cual iba a ser el resultado.Lo que echamos de menos es algún tipo de justificación, alguna razón que explique esa creencia. Una justificación de tipo epistémica, y no cualquiera, pues podríamos decir que la elocuencia del fiscal nos convenció de ello, sino buenas razones de tipo epistémico.

Llegamos finalmente a definir el saber como una creencia verdadera justificada, dejando clara la estrecha relación entre las creencias y el saber.Esto puede entenderse si consideramos cuanto de aquello que hemos podido llamar con propiedad "saber" diferenciándolo de la simple creencia u opinión ha tenido que ser abandonado como erróneo para ser sustituido por otros saberes igualmente legitimados para ese nombre y que no pueden pasar de la categoría de provisionales.

¿Eran aquellas "representaciones del mundo" abandonadas creencias o saber, y son los que los han sustituido "saberes" o creencias?. Dada nuestra caracterización del saber, sin duda pueden ser llamadas con toda propiedad "saberes".

miércoles, noviembre 09, 2005

Marisol y Jose Antonio Roldán:Petición docente

Los hermanos José Antonio y Marisol Roldán son los impulsores de una iniciativa que se realiza bajo el lema “Paraciencia con ciencia”, y tiene el subtitulo “por una formación legislada del Mundo del Misterio y los fenómenos Extraordinarios” (mayúsculas originales)

Se trata de una
petición de firmas a un escrito que posteriormente será remitido al Ministerio de Educación y Ciencia con la intención declarada de provocar un debate en el Congreso de los Diputados para la consideración de lo que el escrito propone. A día de hoy, los firmantes son 393.

Aunque me parece encomiable el deseo de regulación de actividades públicas destinadas a proponer información o conocimientos, la iniciativa, al menos en los términos redactados, me parece poco realista, pretenciosa y profundamente equivocada.

La confusión empieza con el primer párrafo. En él se recoge la esencia de la petición que viene expresada del siguiente modo:

Los abajo firmantes deseamos formalizar nuestra intención y rogarle al Ministerio de Educación y Ciencia la inclusión de la Investigación de Enigmas de la Historia, Misterios de la Paraciencia y fenómenos extraordinarios como Licenciatura independiente de las carreras universitarias ya existentes, o una Formación Profesional cuyos principios básicos tendría que determinar el área encargada del propio Ministerio junto con profesionales docentes de diferentes ciencias aplicables a las pesquisas y recolección de pruebas, derivadas de este tipo de estudio o materia, debido a que los temas que estudia esta rama no tienen cabida en las Licenciaturas presentes en el mapa educativo español.”

¿Investigación de Enigmas de la Historia? ¿Y qué otra cosa hace la disciplina académica llamada Historia que no sea investigar enigmas históricos? La Historia se encarga de desvelar que ocurrió, donde, cuando y con qué protagonistas. Qué es cada objeto del pasado, quién, cómo y cuándo lo construyó en su caso. ¿Qué pretende investigar esa “licenciatura independiente”? ¿Acaso saber si las pirámides de Egipto, por ejemplo, son tumbas reales, artefactos “energéticos” o cualquier otra cosa no es algo que debe hacer la Historia o alguna de sus especialidades? ¿Qué enigma histórico no es “históricamente pertinente” y, por tanto, abordable por la Historia? ¿Qué novedad metodológica pretenden aportar a esa nueva disciplina que, en caso de existir y ser apropiada, no pueda simplemente ser adoptada por la Historia como actividad? ¿Qué materias quieren estudiar que “no tienen cabida en las Licenciaturas presentes en el mapa educativo español.”? Sobre cada objeto, sobre cada hecho histórico propuesto por los “Investigadores de Enigmas Históricos” existe una explicación, aún en forma de hipótesis en el mundo académico, pues resulta evidente que todos ellos son materia de su disciplina. Que los “Investigadores” no estén de acuerdo no puede ni debe solucionarse simplemente anulando el debate. Si alguien dice que un determinado objeto no pudo construirse con una tecnología disponible en determinada época y otros mantienen que si, la solución es el examen de las evidencias, no la creación de una nueva disciplina que recoja cada alternativa. Se trata de resolver enigmas, no de perpetuarlos mediante la legitimación académica “por decreto” de todas las explicaciones. O el objeto está bien adscrito a una cultura y época o no lo está. Pura materia de debate histórico mediante la investigación metodológica histórica. Nada más.

¿Y qué ocurre con “Misterios de la Paraciencia y fenómenos insólitos? Pues más de lo mismo. El problema es la identificación correcta de cada fenómeno o “misterio” y su resolución de manera correcta, conforme a lo que la reflexión epistemológica considera método apropiado para ello. ¿Es un objeto en el cielo una ilusión óptica, un objeto natural, un artefacto terrestre u otra cosa? Lo que se debe hacer es resolver esa cuestión, no habilitar una disciplina que trate cada una de esas alternativas dándolas por buenas. ¿Es válido un rosario de testimonios para apoyar determinada hipótesis o no lo es? Resuélvase esto y no se creen dos mundos académicos paralelos de estudio en el que uno se considera que si y en el otro que no. Es decir, abórdese cada misterio o enigma conforme a la metodología que resulte apropiada, pero no construya una que apoya determinadas interpretaciones en contra de otras. Debe decidirse cuál de esas interpretaciones es correcta mucho antes de suponer que existe un campo nuevo de estudio, porque esto es el resultado de considerar que una de las interpretaciones es la correcta. ¿Se registran voces inexplicables en los aparatos de grabación o son ruidos mal interpretados o voces “naturales” inadvertidas? La solución es resolver esa cuestión, no impulsar una nueva disciplina que asume que son voces inexplicables. Propóngase una metodología o un refinamiento de la existente sobre la base de principios que afecten a la obtención de conocimientos en cada área, no la legitimación política de una conclusión que no puede justificarse de otra manera o por medio del asentimiento basado en convicciones personales.

Por tanto, ante dos interpretaciones de una observación o dos hipótesis que la explican tenemos “buena investigación” frente a “mala investigación”. Conclusiones legítimas frente a otras ilegítimas. Errores o aciertos. Quienes ven refutadas sus interpretaciones e hipótesis deben responder con nuevos y mejores recursos que las apoyen, no solicitar un “permiso” especial para mantener las suyas.

El escrito asegura que de la supuesta marginación de esas disciplinas se derivan dos problemas principales.

Este es el primero de ellos:

Por un lado, al no existir una base docente (para) todos aquellos que se dedica(n) a esta profesión o sus derivados periodísticos, no contemplan (sic) una preparación adecuada y si lo hacen es porque han pasado años ejercitándose en otras materias de cuyos temas sólo hubieran necesitado conocer un quince por ciento. Esta carencia formativa provoca que nuestra profesión, ya no sólo no sea legal ni académica, ni se valore como tal, si no que además resulta una barrera personal para cada uno de nosotros cuando nos disponemos a investigar casos o temas.”

En lo que se refiere a los “derivados periodísticos”, no se acaba de comprender que tipo de base docente distinta de la propiamente periodística puede esperar recibir un periodista. Nadie, que yo sepa, ha considerado necesaria la creación de una licenciatura en deportes para que un periodista pueda informar sobre ello e investigar desde una perspectiva periodística. Ni sobre crímenes para informar sobre sucesos o acometer investigaciones sobre el tema, o de estrategia militar para los corresponsales de guerra. Lo que un periodista debe hacer es informar conforme a los principios de su profesión sea cual sea el tema de su especialidad informativa. Puede imaginarse que algunos periodistas especializados en temáticas especialmente profundas han necesitado pasar “años ejercitándose en otras materias de cuyos temas sólo hubieran necesitado conocer un quince por ciento”, pero eso no ha hecho surgir la necesidad de una licenciatura de periodismo de deportes ni ha motivado escritos a ministro alguno.

¿Y respecto a otros ámbitos de investigación, no cabe decir lo mismo? Si un fenómeno afecta a aspectos propios de la física, es la metodología física la que resulta pertinente, si es la psicológica, será esa especialidad la que deberá estudiarse, etc. Un panorama docente como el que plantea el escrito, es decir una especialidad de “fenómenos extraños” sin más precisión, ante su ambigüedad y la variedad de ámbitos que se ven afectados por la supuesta casuística paranormal, no solo no resolvería en sencillez, sino que resultaría claramente compleja exigiendo mas porcentajes de esas otras “materias”. La especialización que se reclama se volvería imposible dado el vasto panorama que pretende abarcar el “investigador paranormal” Debería ser psicólogo, físico, químico, astrofísico, etc. Es mucho más razonable no intentar hacer encajar lo que no son más que distintas hipótesis sobre distintos ámbitos en un solo cuerpo de estudio y llevar cada uno a su terreno natural.

El segundo problema planteado por los hermanos Roldán es en realidad un conjunto de ellos. El primero, que supuestamente ayudaría a paliar la creación de un par de licenciaturas, es el del desempleo: “creando una posibilidad nueva de formación y trabajo” Aunque no se especifica el mecanismo que llevaría a un resultado semejante, por muy modesto que se pretendiera, parece algo bastante ingenuo. Si esa fuera una solución, bastaría con crear no un par, sino docenas de licenciaturas nuevas a gusto del consumidor para ocupar primero la universidad y luego el mundo laboral con docenas de nuevos empleos. ¿Haciendo qué? ¿Pagados por quién?

El escrito reconoce inmediatamente que ese trabajo ya se realiza, de todos modos. Solo que de manera, digamos, fraudulenta, sin cotizaciones ni obtener beneficios por ello.

De nuevo la pregunta sería qué beneficios esperan conseguir que no se esté consiguiendo ya, quién iba a pagar por el producto de esos trabajos que no lo estuviera pagando ya. Si existe un “producto” distinto al que ya se ofrece en el mundo del entretenimiento, no se sabe donde está ni que se espera conseguir con él. ¿Aportar una solución a un enigma histórico que según la metodología histórica no es ninguna solución, si es que existe ese enigma? ¿”Robar” esa solución a los historiadores y competir con ellos?

La siguiente frase del escrito es esta:

“…representaría un precedente único en todo el mundo, marcando un punto de inflexión favorable a nivel social y educativo, que demostraría que España es un país de avance y de miras hacia el progreso, siempre atento a las vanguardias y nuevas formas de hacer de sus habitantes.”

¿Volver al estudio de la Astrología y otras mancias arcaicas, a la Alquimia, a las afirmaciones sostenidas en la autoridad de su autor o del número de testigos, un avance un progreso? ¿Recuperar metodologías abandonadas por su esterilidad y el nulo sostén epistemológico, vanguardista? ¿No sería mejor que aportaran, caso de tenerlos, datos y evidencias suficientes para cambiar el veredicto histórico y científico sobre esos temas, lo cual abriría nuevos ámbitos de estudio reales, en lugar de instaurar un corpus por decisión política? ¿No es en el terreno académico, antes que en político, donde debe evidenciarse la existencia de un saber marginado?

Señala el escrito de manera algo confusa y con algunas referencias posteriores, que esas medidas combatirían el fraude y calificarían de instrusismo la actividad de determinados sujetos que no se atuvieran a la formación y el futuro código deontológico de la profesión. Me parece de nuevo algo ingenuo. El fraude en Historia, Física, Química, etc., no desaparece por existir un código deontológico, al contrario, consiste en infringirlo. Y el intrusismo no es más que el resultado- cuando no tiene intenciones fraudulentas- de la existencia de aquellos que desde fuera del mundo académico creen poseer claves sobre los ámbitos afectados. Es decir, disidentes que no pueden convencer al mundo académico de que tienen razón. ¿Qué hacemos con ellos? ¿En lugar de exigir que diriman sus diferencias en el seno de esas licenciaturas “parapsicológicas”, les dotamos con otras nuevas en “parapsicología parapsicológica?

El escrito termina, después de alguna consideración como aquella según la cual el “verdadero parapsicólogo” no es quien posee algún tipo de “poder” sino quien lo estudia, y asegurar que los medios son en parte responsables de esta confusión e insistir en alguno de los puntos anteriores.

En mi opinión, este escrito no aclara mucho la cuestión ni constituye una verdadera base para una petición de ese calado, debido a la escasez de argumentación específicamente referida a la necesidad de nuevas licenciaturas. Y aquellos escasamente expuestos lo son de manera confusa y resultan inconsistentes.

sábado, octubre 29, 2005

Coelho, insubstancial.

Paulo Coelho es un fenómeno de masas. Traducido a 56 idiomas, publicado en 150 países y con más de 54 millones de libros vendidos. A pesar de ello, sus seguidores más fieles mantienen que Coleho no es un mero fabricante de Best Seller's al uso. Se refieren a su estilo literario y a los contenidos de sus novelas, supuestamente depurado el primero y profundos los segundos.

No sé como alguien puede mantener en serio lo primero. Coelho es un autor de escritura fácil y de aún más fácil lectura. Sus primeros libros fueron publicados en España por pequeñas editoriales de muy poca tradición literaria. Publicó aquí primero en Obelisco, una pequeña editorial dedicada a libros de autoayuda tipo New Age y esoterismo. Después paso a Martinez Roca, especialista también en libros de ese tipo y en novela fantástica y de Ciencia- Ficción. Fué cuando conquistó el favor de cierto público cuando dió el salto a Planeta.

El contenido de sus libros está en consonancia con las especialidades de sus primeran editoriales en España. Siempre hay quien considera profundo un libro que habla de consciencias universales, de misterios sobrenaturales, etc., sea cual sea el trato que se le dispense desde el punto de vista racional, pero debe concederse que no son temas que preocupen a la moderna filosofía o a la ciencia o que muevan recursos estatales de importancia.

Quizá el más famoso libro de Coelho sea El Alquimista. El libro resulta casi infantil en cuanto a la profundidad de su argumento y la estructura de la narración, que repite estereotipos de esa clase de historias. EL libro cuenta la historia de un pastor de ovejas andaluz que viaja hasta las pirámides de Egipto en busca de un tesoro. Antes de llegar a su destino se encuentra con un mago que es capaz destilar el elíxir de la larga vida y ha fabricado la piedra filosofal, en forma de huevo, con cuya ralladura se puede convertir en oro cualquier otro metal.

Abundan frases que uno no cree que nadie considere más que simplezas e ingenuidades. Por ejemplo:

"Cada hombre sobre la faz de la tierra tiene un tesoro que lo está esperando”. Que muy pocos hayan encontrado algo así en la vida se explica, según el mago, porque "los hombres ya no tienen interés en encontrarlo".

Otro ejemplo, que ha sido responsable de que mucha gente abandone la lectura, es este:


"Cuando deseas alguna cosa, todo el Universo conspira para que puedas realizarla"

Pero hay muchas más: "La vida quiere que tú vivas tu Leyenda Personal"; "Todo es una sola cosa"; "Existe un lenguaje que va más allá de las palabras"; "Dios escribió en el mundo el camino que cada hombre debe seguir: sólo hay que leer lo que Él escribió para ti"; "Cualquier cosa en la faz de la tierra puede contar la historia de todas las cosas".

Incluso llega a sugerir que la inmortalidad es algo a nuestro alcance. La obsesión con el misterio llega a extremos ridículos: "Era un día caluroso y el vino, por uno de estos misterios insondables, conseguía refrescar un poco su cuerpo". Pues si el hecho de que la ingesta de líquidos resulte refrescante es otro de los misterios insondables, apaga y vámonos. En la novela, incluso aparecen sueños que resultan premonitorios una vez interpretados ¡por una gitana que también le lee la mano al protagonista!

Contenido muy seductores para ciertas mentes, pero de muy dudoso valor intelectual y en una estructura narrativapropia de un cuento de hadas.

Puede aducirse que Coelho se limita a contar una historia en cuyos afirmaciones no cree, pero me parece dudoso. Coelho fué miembro de una secta satánica,practicó la wicca, hizo un viaje de iniciación por el Camino de Santiago para una “sociedad secreta católica” llamada RAM (Rigor-Amor-Misericordia) y ahora afirma haberse convertido al catolicismo, aunque impregnado de reminiscencias New Age. (Solo de pasada, un detalle de su biografía incluye varias reclusiones en un manicomio)

La mayoría de sus libros tiene el mismo esquema del héroe a la busqueda de un tesoro, físico o simbólico, que es puesto a prueba. En Once Minutos, un libro de temática pretendidamente realista, la cursileria de Coelho, disimulada en sus otros libros por las temáticas “espirituales”, aparece aquí en todo su esplendor: "Tiene un poco de mi sudor, de mi concentración, de mi voluntad, y ahora te lo entrego.”, “Tú tienes mi tesoro: el bolígrafo con el que he escrito algunos de mis sueños". Cuando un joven pintor invita a su enorme casa a la protagonista, esta hace una brillante deducción: "Debía de tener dinero de verdad. Si estuviese casado no osaría hacer aquello porque siempre había gente mirando. Entonces era rico y soltero".

Coelho es sin duda el típico fenómeno de ventas expicable por la sencillez narrativa y el atractivo que cierto aspecto de profundidad ejerce en mentes no demasiado exigentes en uno y otro sentido."


Escrito originalmente en Saber-Creer

martes, octubre 25, 2005

Homosexualidad Natural

Uno de los reproches más repetidos contra la homosexualidad es su pretendido carácter contranatural. No siempre está claro que se quiere decir con ese reproche pero, en general, suele adoptar una forma que empieza con la afirmación de que no es posible encontrar ejemplos, o son muy raros, de animales que la practiquen como soporte para la afirmación de que la función del sexo es la reproducción, terminando por aducir que, en consecuencia, la homosexualidad es un vicio, una enfermedad o, en todo caso, una anormalidad.


Las prácticas homosexuales entre animales no son tan raras como se pretende.
José Martins, responsable del proyecto 'Delfín Rotador', ha documentado las relaciones homosexuales entre los delfines de la especie Stenella longirostris, afirmando que son habituales en los dos sexos.

Bruce Bagemihl, en su libro “Biological Exuberance” asegura que la homosexualidad ha sido observada en 450 especies, en todos y cada uno de los grandes grupos animales; es decir, desde las moscas hasta los elefantes.Ambos investigadores coinciden en afirmar que los animales usan de prácticas cuyo único objetivo es el placer sexual y afectivo y que no llevan aparejada la función reproductora.

En el caso de Martins, se ha documentado la estimulación del pene por parte de los machos y de las hembras, incluida la felación.

Bagemihl muestra ejemplos de animales que se masturban, usan herramientas para el estímulo sexual, usan del control natal, provocan el aborto, cambian de sexo- tanto hermafroditismo como transexualismo- forman parejas homosexuales y practican la adopción.

Pero si no existieran esos ejemplos, de ser una práctica exclusivamente humana, la homosexualidad se uniría a aquellas que también lo son. Que no aparecieran ejemplos de homosexualidad en el resto de los animales no convierte necesariamente en contranatural la homosexualidad, en todo caso la convertiría en una tendencia característica de la naturaleza humana.

Pero lo más sorprendente de ese reproche lo constituye para mí que casí siempre lo exiben aquellos que al mismo tiempo reclaman la unicidad de la especie humana en superar las ataduras de la naturaleza, en ser los únicos capaces de vencer sus instintos y actuar en contra de los mismos. Para estas personas, enfrentar los instintos naturales, por el mismo hecho de hacerlo, tanto puede constituir una afrenta a la dignidad como una hazaña heroíca.¿No son los mismos que hablan del valor que supone ser una minoría a la hora de sostener ciertos principios en contra de la tendencia mayoritaría de la sociedad? ¿Es un vicio, una enfermedad, o en todo caso, una anormalidad ser casto?

(Publicado originalmente en Saber-Creer)

jueves, octubre 13, 2005

El OVNI que aterrizó en Trans-en Provence.

El caso de avistamiento OVNI de Trans-en-Provence, Francia, suele ser citado como un caso científicamente avalado. Se usan expresiones como “el caso que los escépticos evitan”, “científicamente demostrado”, “el mejor caso OVNI”, etc. Por ejemplo, aquí, aquí y aquí.

No he encontrado ningún análisis crítico en castellano de este caso. En realidad, el único informe crítico en profundidad disponible en Internet parece ser el que realizó el investigador Eric Maillot para el Círculo Zetetique francés.

Sobre la base de una elaboración resumida del mismo y con alguna aportación personal basado en la Nota Técnica Nº 16 del GEPAN, (Groupe d'Etude des Phénomène Aérospatiaux Non-identifiés) organismo oficial francés dependiente del CNSE (Centre National d'Etudes Spatiales.), trataremos de aportar una contribución crítica en castellano.

Empecemos con un relato del suceso:

El 8 de enero de 1981, sobre las 5 de la tarde, Renato Niccolai (O Colini, ambas formas de su apellido han sido difundidas), un obrero jubilado que ha padecido un infarto con recaída, se encuentra haciendo un cobertizo para una bomba de agua en una terraza de su propiedad cuando un ruido, que describe como parecido a un silbido, llama su atención. Al girarse ve un objeto que, volando desde por encima de unos árboles en el límite de su finca, se aproxima al suelo en un camino a unos 50 metros de donde él se encuentra y a dos niveles de terrazas por debajo de su posición.

Mientras el objeto desciende, el señor Niccolai se va desplazando hasta una casita auxiliar situada en su mismo nivel a unos 20 metros de donde se encuentra en ese momento y a unos 30 del lugar donde se sitúa el artefacto. Este es descrito por el testigo como dos platos enfrentados con una nervadura alrededor de toda la circunferencia en la zona central. Tras unos pocos segundos, el objeto se eleva de nuevo y desaparece muy rápidamente en el cielo por encima de los árboles.

En el momento del “despegue” el señor Niccolai observa la “panza” del objeto y en ella cuatro objetos parecidos a “cubos de albañil”.

Respecto al comportamiento general del objeto, el testigo afirma que no hacia ningún ruido, salvo el silbido que llamó su atención, que no giraba, y que no emitía ni fuego ni humo alguno. Que su descenso parecía el de “una piedra que cae al suelo” y su despegue y alejamiento fue rapidísimo. En total, todo el episodio duró unos segundos, entre 30 y 40, y el tiempo en que el objeto permaneció posado se estimó en unos 4 o 5 segundos.

Después, el testigo se desplaza hasta el lugar en el que vio posado el objeto y descubre un rastro en el suelo que describe como “un círculo de 2 metros de diámetro” En algunas partes del círculo hay rastros de desplazamiento o deslizamiento.

Más tarde, cuando su esposa regresa del trabajo, el testigo le habla de lo que ha visto, pero no le cree. Al día siguiente le muestra el rastro y su esposa, impresionada, se lo muestra a su vez a su vecina y esta llama a la gendarmería que envía agentes. Estos interrogan al testigo, toman fotografías, hacen un dibujo del rastro y recogen muestras del suelo y de la hierba. Ese mismo día informan al GEPAN mediante un telex y les remiten las muestras obtenidas.



Antes de proseguir con otros aspectos de la investigación examinaremos el testimonio del señor Niccolai.

Ante todo, se debe aclarar que el testigo era un inmigrante italiano y tenía algunas dificultades con el idioma francés, según informa el propio GEPAN.

Tal vez esta circunstancia explique las contradicciones del testimonio del testigo según lo refiera el GEPAN, la Gendarmería o un investigador de una asociación ufológica privada que entrevistó al testigo el día 13 de enero, según informa la misma nota técnica del GEPAN. Debemos citar que el GEPAN no entrevista el testigo ni se desplaza al lugar hasta 40 días después del avistamiento.

Por ejemplo, según el telex de los gendarmes, el objeto no toca suelo, sino que se mantiene suspendido a un metro por encima del mismo. Se dice que el evento duró un minuto, y no 30 o 40 segundos.

Respecto al rastro, el telex de la gendarmería es resumido por la nota del GEPAN en la parte en que se refiere a los rastros de deslizamiento. Las menciones al telex de la nota acaban con esa mención, “rastros de deslizamiento” o lo cambia por unos puntos suspensivos. En cambio, el texto completo del telex dice “parecidos a rastros de deslizamiento de NEUMÁTICOS”, como mostró Eric Maillot y publicó la prensa. Rastros parecidos a deslizamientos de neumáticos “diametralmente opuestos en el rastro circular”.

Este es un dibujo del rastro realizado por los mismos gendarmes.



A propósito del rastro, en todas las descripciones del mismo hay un detalle extraño. Como puede apreciarse en las fotografías tomadas por los gendarmes y otras, unido íntimamente al círculo o círculos aparece un rastro adicional, recto, que Maillot examinó y en el que se veían claramente huellas de neumáticos. Sin embargo, nadie se refiere a ese rastro, que parece producto del mismo fenómeno que produce el de trazo circular.



El propio rastro no resulta demasiado coherente con el testimonio. Recordemos que el testigo dijo que el objeto “no giraba”. ¿De donde proceden entonces los rastros de deslizamiento, sean o no de neumáticos? Y, ¿qué hay de las 4 aberturas en forma de cubo de albañil? ¿Por qué no dejaron rastro alguno? Y si aceptamos que el rastro circular es de uno de los “cubos”, el tamaño del objeto debe estirarse de tal manera para que los 4 cubos quepan debajo de él que no cabría en la explanada en la que supuestamente aterrizó. Este es un dibujo realizado por el mismo testigo:



El testigo es un hombre enfermo, padece del corazón y el propio informe del GEPAN dice que cualquier esfuerzo lo agota. (Una reconstrucción del suceso le obliga a reposar en su casa, donde se le entrevista cuando se recupera) En un suceso que en conjunto no llega al minuto el señor Niccolai se desplaza 20 metros, supuestamente ya fatigado por el trabajo que está realizando, contemplando el suceso con algunos árboles como obstáculo. Después se desplaza dos niveles hacia abajo y treinta metros hacia el lugar en el que ubica el objeto. No resulta difícil ver que en esas condiciones, ubicar el sitio exacto de un acontecimiento que ha durado 4 o 5 segundos, tras perder de vista el lugar entre uno y cinco minutos, es algo muy complicado. En realidad, resulta razonable pensar que no es que el rastro apareciera en el lugar justo del aterrizaje, sino que es el rastro el que hace fijar al testigo el aterrizaje en ese punto.







Un rastro sospechoso, como hemos visto, debido a las huellas de neumático unidas tanto al rastro circular como al rectilíneo asociado al mismo. Y resulta que en ese mismo lugar circularon vehículos pesados de la empresa que construyó la casita auxiliar unos días antes del avistamiento. Hormigoneras, excavadoras, etc. Un vehículo de ese tipo que tuviera que maniobrar para salir o entrar a través de ese camino angosto hubiera dejado un rastro muy similar. Enric Maillot comprobó con su propio vehículo a girar en un lugar parecido con un derramamiento y el rastro era muy semejante.

Hay otro punto interesante acerca del suceso. La hora.

Niccolai dijo que eran “las cinco de la tarde, aproximadamente”. Resulta que el sol se pone ese día a las 17h 14 legales (las 16h 58 para el centro meteorológico local). El trabajo de albañilería no se puede hacer a oscuras, y requiere un trabajo posterior de recogida y limpieza de materiales. Pero el señor Niccolai no había terminado ni estaba recogiendo. Como indica la propia nota del GEPAN, una colina está situada justo en el punto donde el sol se encontraría ese día, elevada unos cien metros por encima del nivel de la observación, lo cual hace unos dos grados a partir del horizonte. Esa colina provoca una retirada aún más temprana de la luz solar.

¿Es posible que fuera más temprano de las 5 de la tarde, digamos, media hora? Eso tendría unas consecuencias interesantes.

En la nota del GEPAN, se dice varias veces que el testigo, de manera espontánea, insiste varias veces en que el objeto que vio no era algo común. En concreto, insiste varias veces en que no era un helicóptero. Nadie le pregunta, es él mismo quien insiste en que no era un helicóptero. Y lo hace varias veces.

Cercana la finca de los señores Niccolai, se encuentra la base aérea de Jouvan. Desde esa base partió un helicóptero que sobrevoló la finca del testigo a 200 metros del suelo a las 4:30 de esa tarde.

El testigo no nombra ese helicóptero en ninguna de sus declaraciones e insiste, espontáneamente, en que no era un helicóptero porque, dice “hay lugares más planos para aterrizar”

¿Pudo este hombre enfermo, agotado, calcular de manera imprecisa la hora del suceso y confundir el sonido de un helicóptero?

Hay quien dice que todo fue una broma que se le fue de las manos. La vecina del señor Niccolai era una entusiasta de los OVNIS, era un tema recurrente en las conversaciones de los vecinos, y fue esta, y no los señores Niccolai, quien llamó a la gendarmería, pues el señor Niccolai no quería hacerlo.

Según el investigador Michel Figuet, Niccolai le confió estas palabras:

“¡Hay tantos gilipollas en el mundo!. Un día, le diré toda la verdad”.

En una próxima entrada hablaremos de la “prueba científica” que avala el aterrizaje, los análisis de las muestras de tierra y hierba que mostraban una supuesta pérdida de clorofila y un envejecimiento antinatural de las plantas afectadas por el rastro.

lunes, septiembre 26, 2005

Seip, ¿Críticas destructivas o destruyendo las críticas?

Hace unos pocos días varios miembros de la SEIP (Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas) desencadenaron en el foro seipero una especie de tormenta en contra de la presencia de los críticos en ese lugar. Se han censurado mensajes, expulsado a usuarios registrados y escrito mensajes con tonos, digamos, poco amistosos. Parece que poco a poco se devuelve el control de las cuentas de usuario a sus propietarios pero sigue pesando la amenaza de censura o expulsión sobre ellos- nosotros-. El ambiente de ese foro resulta claramente tenso y la mayoría de los afectados, sean escépticos o no, han optado por escribir en otro lugar, absolutamente libre sea cual sea la postura de cada usuario. Aunque la mayoría de las manifestaciones sobre la cuestión expresadas por los simpatizantes de la SEIP son favorables a esa medida, no han faltado tampoco quienes hablan de medidas exageradas o poco afortunadas.

Muchos detalles de todo aquello pueden seguirse en las bitácoras de Lola, Kurt o Cherif y en el foro de Misterios de todo a cien.

No es que en ese foro no se haya permitido la disparidad de visiones ni la crítica hacia los fenómenos paranormales. Durante mucho tiempo se han realizado interesantes debates, muy fructíferos en ocasiones y en un ambiente de armonía o al menos de respeto mutuo.

Pero hay un tema tabú.

Aparentemente se trata de Bélmez, las nuevas caras y el artículo de Javier Cavanilles que contiene determinadas acusaciones contra Pedro Amorós, presidente de la SEIP. Cualquier mensaje con esas referencias- las nuevas caras o la relación de la SEIP con ellas- de tipo crítico es automáticamente borrada, o se cierra el hilo tras algún mensaje de Amorós o los moderadores, dejando una apariencia de incoherencia en el lector al no poder ver más que las respuestas de los defensores de la SEIP o del propio Amorós pero no los mensajes a los que se responden. Y es que los mensajes de apoyo si pueden publicarse y son recibidos con alguna nota de agradecimiento por los responsables seiperos. Son las críticas las que no pueden permanecer y las que merecen el oprobio del presidente seipero.

Aunque en las últimas “tormentas” se invoca el derecho de los propietarios de la página a decidir que se hace o no se hace en esos foros, sin más criterio, - en un sorprendente reconocimiento de que es su voluntad y no ningún molesto criterio objetivo el que decide- en otras ocasiones si se ha tratado de ofrecer un argumento que justifique la decisión. Puede interpretarse que esta última decisión de no justificar esas medidas más que en el mero “estoy en mi casa y aquí se hace lo que yo digo” (esto se ha escrito así, literalmente) puede obedecer a un “cansancio” ante reiterados intentos de los críticos de “colar” el tema.

Puede ser, desde luego, pero se da la circunstancia de que en esta ocasión, la mención al “tema” se hizo fuera de los foros seiperos, en una página favorable a los fenómenos paranormales en la que se entrevistaba a Javier Cavanilles y en su sección de comentarios. El responsable de aquella página, habitual de los foros seiperos, enlazó, como suele hacer, las novedades de su página en un mensaje en el foro seipero. Amorós acudió allí y acusó al propietario de deslealtad. Fueron el propietario de esa página, Pablo Moreira, y sus colaboradores quienes protestaron por la medida de censurar el enlace y el propio mensaje sin explicación y el uso de algunos epítetos de tipo despreciativo hacia ellos y su trabajo. Se dijo que los escépticos usaron la estratagema de esconder en sus firmas un enlace a esa entrevista. Por lo que yo se, solo uno de los críticos hizo eso y, desde luego, no lo hizo este que escribe y todos mis mensajes, estuvieran o no relacionados con la cuestión, fueron borrados, así como los de todos los críticos declarados en ese foro.

Decía más arriba que la relación con Bélmez, Cavanilles y demás es solo aparente. Me explico.

Hace tiempo, antes de que la cuestión sobre las nuevas caras de Bélmez surgiera y, por supuesto, mucho antes del famoso artículo de Cavanilles y de que Francisco Máñez mostrara su método para obtener caras como las nuevas, los críticos y algunos simpatizantes de la SEIP pidieron aclaraciones sobre otras acusaciones que pesaban sobre Pedro Amorós. Aunque en un principio Pedro Amorós se mostró decidido a desmentirlas, la pobreza de sus argumentos, sus contradicciones y falsedades comprobadas en algunas de las cosas que dijo y, sobre todo, la negativa a hacer lo que sus propios simpatizantes le pedían (“enseña el título, Pedro”), motivaron una polémica muy encendida que pronto acaparó la casi totalidad de los mensajes escritos en ese foro.

Así empezaron las primeras censuras y así se dieron los primeros argumentos en contra de permitir que ese tipo de mensajes pasaran la criba de los moderadores del foro.

Estos argumentos consistían, básicamente, en considerar que las críticas hacia la persona del presidente de la SEIP eran, por su propia naturaleza, insidiosos, y que el objetivo real de los mismos no era otro que acabar con la reputación de Amorós, la SEIP y la misma posibilidad de la existencia de los fenómenos paranormales.

El mensaje se repitió docenas de veces: “la SEIP acepta todas las críticas siempre que sean constructivas, jamás las destructivas” y se calificó a los críticos como “detractores”. Y todo esto a partir de la inclusión en cualquier mensaje de una referencia, por mínima que fuera, a la actuación personal de Amorós. Salvo que fuera elogiosa, algo que debe ser considerado una “crítica constructiva”, supongo, pues era recibida con agradecimientos y con adhesiones inquebrantables.

La cosa parece clara, no se pueden hacer críticas “personales” negativas, pues son en si mismas insidiosas.

Como era de esperar, no se admite discusión sobre esto, se considera evidente, y no solo por la dirección seipera, si no también por muchos de sus simpatizantes a juzgar por los mensajes. (Aunque no por todos)

¿Y cuál es la base para sostener que son, efectivamente malintencionadas? Muy sencillo, que son consideradas unánimemente falsas. Es decir, Amorós si ha hecho lo que dicen que no ha hecho y si es lo que dicen que no es.

Al margen de que la consideración de “falsas” acusaciones se hace sobre la base del aprecio personal de todos los que escriben a favor de Amorós, (cuando el “enseña el título, Pedro” no funcionó, se pasó al “tu no tienes que demostrar nada, Pedro”) en contra de toda la evidencia mostrada- y borrada- y sin aportar ni una sola prueba a favor, resulta muy curiosa esa forma de adjudicar el carácter de insidiosos a esos mensajes.

Recordemos que lo que se pedía era una respuesta de Amorós a esas acusaciones, que no eran obra de ninguno de los que escribían, sino recogidas por ellos-nosotros-.

Además, si alguien hace una crítica negativa sobre alguien, no está obligado a que esa crítica contenga hechos ciertos, a que contengan “certezas”, sino a que su afirmación de que lo son sea consistente, razonada y basada en evidencias. Es decir, que el carácter injurioso o insidioso viene no del hecho de que al final esas acusaciones resulten falsas, sino de si han sido vertidas negligentemente o a sabiendas de su falsedad.

Lo contrario es equiparar el error a la injuria o la mala intención. Es negar el error.

De esta manera tenemos, siempre en el caso de que las protestas de falsedad de Amorós fueran sinceras, que este ve persecución personal y mala intención en todos sus críticos. Lo que Amorós no digiere es la crítica hacia su persona en tanto “investigador”. Además sin permitir la libre discusión y examen de la evidencia, algo que solo podría beneficiarle. Eso en el caso de que esas protestas, a pesar de la evidencia, fueran sinceras.

Pero ¿y el resto de “defensores”? En mi opinión, todo esto delata el verdadero problema de unas personas que se han creído durante mucho tiempo esa imagen de “cazadores” de la verdad, enfrentados a terribles conspiraciones o a mentes ciegas y que carecen de los más elementales principios necesarios para evaluar la información.

Una información cuyo acceso se niega.

martes, septiembre 13, 2005

Bruno Cardeñosa, encuestas y otras cosas.

Las encuestas son un medio estadístico de estudio de los fenómenos sociales que pueden resultar muy útiles. Pero tienen sus peligros. Las preguntas pueden resultar engañosas, o las opciones de respuesta limitadas, o la muestra sesgada o poco representativa, entre otros muchos riesgos. Se dice también que son una excesiva simplificación de algo muy complejo. Y no solo existen peligros a la hora de diseñar y efectuar una encuesta, el análisis de las mismas, nos repiten los expertos, debe realizarse por personas cualificadas para ello, pues resulta fácil hacer decir a las encuestas lo que no dicen.

Bruno Cardeñosa tiene publicado un reciente artículo en Mundo Misterioso, una web de la que es redactor, en el que se maneja con encuestas, estadísticas y sus interpretaciones. Concretamente se refiere a encuestas sobre las creencias, y con los resultados de unas cuantas de ellas llega a una interpretación que cierra el artículo. Este se titula “Radiografía de las creencias a las puertas del siglo XXI” y la interpretación final a la que me refiero es esta:

“el ser humano cree cada vez más en esas "cosas raras". No ha dejado de creer en Dios, pero ha encontrado respuestas a las grandes incógnitas lejos de las "capillas" religiosas y científicas dominantes.”

No es Cardeñosa, que yo sepa, un experto en análisis de encuestas, pero sin duda tiene derecho a analizar cualquier cosa que se le ocurra. Para el caso tampoco es un experto en leyes, una vez más que yo sepa, y también se mete a interpretaciones legales de hechos. En este último caso, con escaso éxito, todo hay que decirlo. Ni tampoco en metereología y les enmienda la plana, con poco éxito de nuevo. ¿Y qué tal se le da en este caso de interpretación de encuestas? Bueno, no soy yo tampoco ningún experto pero, según otros que si lo son, no demasiado bien.


En el caso de España tenemos la Segunda Encuesta Sobre la Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, realizada entre el 20 de septiembre y el 15 de octubre de 2004. En la misma encuesta se dice en sus conclusiones lo siguiente:

“La ciencia queda como un valor eminentemente positivo en nuestra sociedad; los ciudadanos esperan mucho del progreso científico y piden, por ejemplo, que la toma de decisiones de la clase política se base más a menudo en la opinión de los expertos. “

En un análisis posterior que expertos del CSIC realizan para la Fundación Española para La Ciencia y la Tecnología, autora de la encuesta, se compara el interés de los españoles por la Ciencia con el que tienen por la astrología y el ocultismo. Este último se califica de “muy escaso” y es superado ampliamente por el interés por la Ciencia y el aprecio por su imagen. (pag. 38 y 39)

Como curiosidad, en la página 80, la tabla 17 muestra la valoración de los científicos y los religiosos desplegada por separado entre creyentes y no creyentes. Los propios creyentes valoran más a los científicos que a los religiosos.

Los españoles, a la pregunta de si los conocimientos científicos y técnicos mejoran la toma de decisiones en cuestiones importantes de la vida, responden que siempre o casi siempre en un 32 %, algunas veces en un 47,1% de los casos y “rara vez o jamás” en un 12,5%. (pag 296. Pregunta 29)

Resulta difícil conciliar todo esto con la conclusión de Cardeñosa, según la cual, la gente se aleja de las “capillas científicas dominantes” para resolver sus grandes incógnitas. Sobre todo cuando se nos dice en las páginas 3132 y siguientes del análisis de los expertos de CSIC que los desinteresados o desinformados acerca de la Ciencia constituyen un 22%, los procientíficos el 54.8% y los críticos solo el 5.6%.

Dice también Cardeñosa en su artículo:

“Por ejemplo, recientemente, un sondeo del Instituto Gallup en Estados Unidos demostraba que cuanto mayo r es el nivel cultural de una persona, mayo r es la aceptación que se profesa a temas como la sanación psíquica, las casas encantadas o la percepción extrasensorial.
Este hecho ha sido significado por el sociólogo Javier Elzo, para quien "los factores sociales clásicos, clase social y ocupación, no tienen influencia en la creencias esotéricas" , contradiciendo lo que un escéptico español, Javier Alcalde , decía en la revista MUY especial radiografiando a los creyentes: "Adolescentes, personas de poca cultura y desesperados." Sin embargo, los sondeos de opinión no dicen eso, sino que entre las personas cultas e informadas se registra un elevado nivel de aceptación de los llamados "fenómenos extraños" y las "creencias alternativas".

Veamos que dice la encuesta española:

Colectivos relevantes representados por sus actitudes ante la ciencia:

Desinteresados o desinformados:

Mujeres y amas de casa.
• Por encima de los 55 años.
• Personas casadas.
• Personas con menor nivel educativo (sin estudios o con estudios primaros
incompletos) y personas que sólo han logrado terminar los primarios.
• Clase social media baja o baja.

Procientíficos mesurados:

Hombres (es el segmento con mayor porcentaje de hombres).
• Menores de 35 años, especialmente en el caso de los que tienen entre 25 y 34.
• Por estudios, sobre todo entre personas que han alcanzado el segundo grado
(segundo ciclo).
• Trabajadores, de forma muy clara.
• Clase social alta o media.
Procientíficos entusiastas:

• Hombres.
• Personas de 25 a 44 años.
• Personas con un nivel de estudios medios o superiores/universitarios.
• Personas laboralmente activas: trabajadores en general.
• Clase social alta o media alta.

Críticos:

• Personas de 15 a 24 años, y de 65 en adelante.
• Personas con estudios de segundo grado (primer y segundo ciclo).
• Jubilados, amas de casa y estudiantes.
• Clase social media-media.

(Páginas 312 y siguientes)

Añadiremos, para dejar este asunto, que las conclusiones de la encuesta española son absolutamente coherentes, y en muchos aspectos totalmente coincidentes con los del Eurobarómetro Ciencia y Sociedad de la Comisión Europea:

Eurobarómetro.

Presentación de los resultados.

Al margen del tema principal, existen el artículo de Cardeñosa una serie de errores, inexactitudes y alguna otra cosa que parecen ser ya habituales en este periodista, si juzgamos por esto, esto otro, esto de aquí, y esto más.

En primer lugar, lo que aparece a primera vista como un inocente artículo plagado de datos termina siendo simplemente un panfleto antiescéptico.

Cardeñosa no sabe como atacar (una vez más) a los escépticos y en esta ocasión recurre a:

-Mentiras como aquella, ya usada por Manuel Carballal en otro injurioso panfleto, que dice que César Vidal es uno de los “más recurridos ponentes “en los congresos de ARP.SAPC. Vidal fue ponente en UN congreso de ARP.

- Falacias como pretender generalizar las actitudes y creencias del propio Vidal a los escépticos.

-Adjudicación de galardones y citas espúreas: Thomas Huxley no ganó jamás el premio Nobel, y menos en Medicina. Los premios Nobel se entregan desde 1901 y Huxley falleció en 1895.Y la cita de Cardeñosa no es suya. Parece más propia de su nieto, Aldous, escritor, pero seguramente, y dadas las actitudes del autor de Un Mundo Feliz, el sentido que quiso darle es más escéptico que al contrario. Quien si ganó el premio Nobel de medicina fue otro Huxley, nieto de Thomas y hermanastro de Aldous y del biólogo Julian Huxley,el fisiólogo Andrew Fielding Huxley, que lo obtuvo en 1963.

-Asegurar que Paul Kurtz equipara creencias a supersticiones, cuando lo que el filósofo dice es que las creencias irracionales deben frenarse mediante el uso de la razón. Por cierto, una superstición es una creencia sostenida contra la razón.

-Trata de equiparar a los escépticos con una religión sobre la base del caso Vidal, la coincidencia en condenar la sin razón entre cristianos y escépticos y el uso de lenguaje “cargado”, como cuando llama a Paul Kurtz “líder mundial” de los escépticos.

-Usar las convicciones extracientíficas de un científico como Paul Davies como argumento de autoridad o conclusión obtenida directamente de la Ciencia.

-Mentir al decir que Carl Sagan dice que “cualquier creencia” es una traba en el progreso y mata, cuando Sagan se refiere a determinadas creencias en determinados ámbitos como la salud o la medicina, el medio ambiente o el uso de las tecnologías problemáticas.

-Seguir mintiendo cuando asegura que Sagan niega en “El Mundo y sus demonios” determinados fenómenos paranormales, cuando es precisamente en esa obra donde más insiste en que algunos de ellos tienen posibilidades de ser ciertos, pero que no se deben vender como realidades en tanto no se prueben; cuando dice que Sagan, cuestiona la psicoterapia, siendo más cierto que Sagan cuestiona, y con argumentos de peso, determinadas técnicas psisoterapeúticas, cuando se inventa que Sagan dice que los abusos sexuales sobre niños son un invento del mundo moderno, siendo que Sagan dice expresamente que son una realidad aterradora que no debe jugarse con ello, condenando la moda de determinados terapeutas “modernos” a verlos incluso donde no los hay y a pesar de la ausencia de evidencias; y miente cuando afirma que Sagan dice que la quimioterapia no causa en el paciente ninguna molestia o dolor. Sobre esto último lo mejor es leer el relato de su propia experiencia con el cáncer y la quimioterapia en este artículo.

A todo este ejercicio de sentido común, Cardeñosa lo llama “delirio ultra racionalista”.

Decíamos en la anterior entrada de “paranormalidades” que:

“No es que no existieran intentos de defensa de las virtudes de la irracionalidad o que no sigan existiendo, pero se vende mal.”

A lo mejor Cardeñosa resulta ser un verdadero experto en vender irracionalidad.

jueves, agosto 04, 2005

Misterios sin resolver.

Hay dos variantes generales de magufos respecto a la expectativa de solución de los misterios paranormales.

Una de ellas no quiere que se resuelvan en absoluto. Esta corriente es nueva y, de momento, minoritaria entre los creyentes de a pie. Pero parece extenderse entre los vendedores de misterios. Juan José Benítez es un buen exponente de esta corriente.

En un artículo sobre las esferas de piedra de Costa Rica, Benítez lo deja muy claro. La cuestión de las esferas no tiene mucha importancia, salvo como otro ejemplo del tipo de reportajes que se puede esperar de la variante del investigador paranormal conocida como “tragamillas” o “correcaminos”, debido a que el único argumento que se les conoce en defensa de sus tontunas consiste en citar el número de kilómetros recorridos para hacerse la fotografía junto al misterio de turno y poder añadir alguna variante de esta frase: “No puedo describir lo que sentí cuando avisté…” y ahí puede añadirse la construcción, artefacto u objeto de turno y finalizarla con un contundente: “Ahí residía la verdadera esencia del misterio”. Y es cierto, pues no deja de ser misterioso que digan que no pueden describir esa emoción para describirla fácilmente unas pocas líneas después: miedo, sorpresa, admiración, paz o cualquier otra emoción básica. Sobre las poco misteriosas, en el sentido paranormal, esferas de Costa Rica puede verse esto o esto otro.

Para nuestro propósito, lo interesante de este artículo es esto otro que dice Benítez en ese reportaje:

“He cumplido 31 años en la investigación de los grandes enigmas de la humanidad. Según mis cálculos he dado más de cien veces la vuelta al mundo, (Benítez es el correcaminos por definición, el origina la especie) sabiendo de cientos de misterios. Pues bien, después de esa dilatada trayectoria he aprendido que los enigmas están ahí por algo muy diferente a lo que hemos creído. Los enigmas, como las estrellas, han sido puestos en el camino de los hombres para estimular su imaginación y, muy especialmente, para propiciar sus sueños. (Las estrellas y los enigmas “han sido puestos en el camino de los hombres”. Curiosa muestra de antropocentrismo) Es por eso que, desde hace tiempo, procuro investigar, sí, pero manteniéndome a distancia de las hipotéticas soluciones. No seré yo quien derribe misterios, arruinando así la maravillosa cualidad de suponer. En consecuencia, mi postura será la de exponer y que cada lector saque sus propias conclusiones.” (Que tal y como “expone” Benítez, serán conclusiones forzadas en una dirección determinada)


Esto, además de aumentar el desconcierto que provoca que quien no quiere resolver nada se llame a si mismo investigador cuando en vista de la función que se reserva más le convendría titularse como periodista de viajes, debe consolar al propio Benítez y a sus seguidores del hecho de que el tragamillas no sea capaz de resolver ni uno solo de los casos que investiga. Debe comprenderse que la solución de estos misterios, incluso en el improbable caso de que fueran efectivamente paranormales, no haría más que dejar a Benítez sin nada que investigar o vender a las revistas y editoriales. Por ejemplo, la demostración de que seres procedentes del espacio nos visitan dejaría a los ufólogos sin nada que hacer, mientras que las consecuencias de un descubrimiento de ese tipo acabarían durante décadas con el paro en montones de disciplinas científicas y abriría inconmensurables perspectivas a la ciencia. Es decir, mientras que al científico le interesa que algo así fuera cierto, al ufólogo le interesa que no se resuelva nunca.

Curiosamente, esta tendencia a no desear que el “misterio” deje de serlo bajo ningún concepto parece extenderse entre los meros consumidores de reportajes y libros. Probablemente tenga algo que ver la influencia de estos reiterados intentos de justificación de esta actitud por parte de los vende misterios, que son aceptados con reverencia por los seguidores. Así, se ven en la situación de conciliar ambas aspectos de sus ídolos tragamillas: al mismo tiempo que los ven como los héroes que desvelan la verdad, tiene que aceptar y justificar que en realidad no desvelan nada según propia confesión, lo cual les introduce en un bucle, pues esto último obliga a justificar la imagen de defensores de una verdad que no revelan ni quieren hacerlo.

En realidad, aquello que digo de que “se ven en la situación” o se “se ven obligados a justificar” se refiere a un mundo ideal. Los seguidores típicos de los correcaminos no justifican nada ni se ven en ninguna obligación lógica. Lo cual hace la vida del tragamillas mucho más cómoda, beneficiándose tanto de su imagen de revelador de verdades como de no revelar nada.

Pero existe, como decía, otro tipo de actitud ante el misterio entre los magufos. Consiste en considerar que los misterios si tienen solución y que constituye un apoyo para determinadas creencias paranormales.

Son aquellos que aseguran que la telepatía está demostrada, que la evidencia a favor de visitas extraterrestres es abrumadora, que la vida de ultratrumba es un hecho, etc. Muchos “vende misterios” pertenecen a este grupo y también la mayoría de los creyentes de a pié. Los mismos tragamillas han defendido en algún momento esto mismo, la actitud irresuelta es bastante reciente.

Se suele considerar que la evidencia es negada por dos motivos generales: intereses oscuros o ceguera “mental”. Tradicionalmente la defensa de esos supuestos fenómenos ha consistido en un relato de un suceso seguido de una pregunta como esta:

“¿Tienes una explicación racional?”

Poco a poco, el obvio hecho de que a falta de una explicación racional, la defendida es, por tanto, totalmente irracional acabó por incomodar a quienes acusan a los demás de ceguera o dogmatismo. Resultaba muy fácil alegar, además, que el hecho de que a nadie se le ocurra una explicación no significa que no exista. Además, se presenta el problema de que, sin el freno racional, las “explicaciones” se pueden multiplicar hasta el infinito, encontrando que para explicar una luz extraña en el cielo, por ejemplo, se pueden imaginar tantas que la hipótesis concreta defendida por cada cuál pierde toda su fuerza, contrariamente a lo deseado. Que nuestra hipótesis comparta la misma “solidez” que otras evidentemente disparatadas no es muy agradable. La otra variante, aquella de “no existe una explicación lógica” tiene el mismo defecto, ser ilógico no resulta más cómodo que ser irracional.

Esto llevó a una curiosa transformación. Ahora se dice: “No existe una explicación científica”

No es que no existieran intentos de defensa de las virtudes de la irracionalidad o que no sigan existiendo, pero se vende mal. Además de algún charlatán con aspiraciones de gurú, solo Jiménez del Oso se atrevía últimamente de manera clara y directa a hablar de las virtudes de aceptar esas cosas gracias a un ejercicio de fe o a declarar que la racionalidad metódica es “buscar los tres pies al gato”. En algunos casos no hay, además, problema alguno con aceptar toda hipótesis en igualdad de condiciones, por muy contradictorias que resulten entre si, siempre que no sean “racionales” o “lógicas”.

Pero apelar a esa supuesta ausencia de explicación científica supone mayores ventajas. Se ha visto favorecido por el hecho de que los ataques al conocimiento científico son múltiples y provienen de distintos ámbitos.

Por una parte tenemos la reflexión desde la Filosofía de la Ciencia acerca de su propia capacidad de suministrar conocimiento (de la ciencia). Por otra la necesidad de determinadas formas de afirmaciones de conocimiento de hacerse un hueco al sol de la respetabilidad epistemológica, como la religión o determinadas filosofías alocadas, como el postmodernismo. De todo esto hablaremos algo más cuando en una próxima entrada de “paranormalidades” tratemos de qué es una explicación, qué clase de explicaciones pueden darse y que significa que no exista una explicación científica.


Desde luego, no hay una reflexión propia del ámbito magufo sobre esta cuestión, ni prácticamente de ninguna otra, y el vende misterios se limita a hacerse con un par de frases obvias y a repetirlas continuamente. Naturalmente, los lectores, impresionados por la sabiduría de sus héroes, aprovechan cualquier ocasión para esgrimirlas. Son cositas como que “la ciencia no lo sabe todo” o que “la ciencia tiene su propio ámbito de aplicación”, que obran como mantras poderosos.


Desde luego, el problema no es menos obvio que en el caso de la defensa de “explicaciones” irracionales o ilógicas. Y es que resulta muy sencillo hacer notar que el magufo, tras pronunciar con solemne seriedad tan sonoras sentencias, se lanza sin saberlo a contradecir lo que la ciencia si sabe y a invadir el ámbito que les es propio.

En tiempos en que los vende misterios podían ofrecer sus mercancías sin oposición, nada de esto suponía un problema. Todo se vendía, sin necesidad de “buscar los tres pies al gato” ni excesivas preocupaciones acerca de contradicciones, inconsistencias o simplemente parecer cuerdo.

Pero la cosa ha cambiado e Internet tiene mucho que ver con ello. El pensamiento crítico, la exigencia de orden y método en la exposición, la divulgación de cuestiones básicas acerca de qué y cómo puede considerarse algo como conocimiento, de las falacias lógicas, el acceso a conocimientos científicos y la existencia de personas que plantean todo ello a los vende misterios ha hecho alguna mella en los seguidores. Ya no se conforman con cualquier cosa. Ya no siguen a cualquiera y se atreven a calificar a los antaño sacrosantos líderes y sus afirmaciones según el contenido lógico y empírico de las mismas. Ya piden rigor, seriedad y hablan de investigadores poco serios o disparatados y disputan entre si. El propio Benítez tuvo que ver cómo se le cuestionaba en su propio foro por parte de personas amantes del misterio, nada sospechosas de ser “detractores profesionales” acerca de posibles plagios y engaños sobre la diferencia entre “novela de ficción” y “reportaje de investigación”.

Nada definitivo, pero el vende misterios sabe que tiene un público fiel, aunque ya no alcanza a todo el que se interese por estos temas.

Algunos han optado por denunciar a sus compañeros, intentando darse imagen de “serios” a base de ello. Otros se conforman con recoger “lo que caiga”. Otros, “tras millones de kilómetros tras el misterio” han concluido que es mejor no meterse en determinado jardines antes tan queridos y han optado por “exponer y que cada lector saque sus propias conclusiones”

Esto si es una “evolución” con aprendizaje.

lunes, julio 25, 2005

Evolución paranormal

Un recurso habitual en los argumentos paranormales en general, sobre todo de tipo esotérico, habla de la evolución de la mente, del ego, del alma o de cualquier concepto similar. Suele acompañarse de una analogía con la evolución “del cuerpo” explícita o implícita, de modo que la existencia de una evolución biológica se considera suficiente para argumentar la mental o “espiritual”.

En cualquier caso, parace que es la Teoría de la Evolución la que de algún modo inspira tanto el concepto como la terminología de esos razonamientos. Y desde aquí se parte hacia la construcción de una cosmogonía más o menos coherente con ello.


Me parece algo ilegítimo incluso en el caso de su uso como simple analogía ilustrativa.
Las condiciones para que la evolución opere son, básicamente, la existencia de reproducciones, la de variación- por error de copia- en ellas, que el número de esas reproducciones sea superior al soportable por el sistema que las acoge, y algún tipo de presión selectiva, bien sea la mera competencia por los recursos, bien cambios ambientales, etc.


Sobre esto se puede deducir una primera diferencia, fundamental a mi entender, y es que no evoluciona el “cuerpo”. La evolución es respecto a la especie. Se trata de dos cuerpos distintos- como mínimo- y decimos que se ha producido evolución desde el momento en que la “copia” resultante contiene diferencias respecto al original y ello en el caso de que se acumulen en número suficiente y en el suficiente número de copias para hacerlas relevantes respecto a la especie original.


Nada de esto se encuentra en la presunta evolución “espiritual” o de conciencia. No digamos ya de la falta de generación de copias a partir de un original- de almas “hijas”-, de la de la existencia de errores de copia, de la dificultad de introducir una presión selectiva en el “ambiente” sobrenatural, etc.

Al parecer, se quiere expresar un concepto distinto a este. Lo que parece querer significarse es algún tipo de cambio en “el alma” a través de la experiencia vital o del “paso a otro nivel de existencia”.

Pero para eso ya existen términos como “desarrollo” o “aprendizaje” que se refieren a los cambios operados en un sujeto concreto.

¿Por qué, entonces, el uso del término “evolución” en semejante contexto?

En mi opinión, debido a la falsa impresión de que el mero uso de terminología ampulosa e incluso científica confiere algún tipo de veracidad a lo propuesto.

viernes, julio 22, 2005

Discovery Salud contra la Ciencia

La revista Discovery Salud o D Salud se ha convertido en la gran difusora y defensora de cualquier práctica que pretenda ser capaz de curar al margen de la demostración de su eficacia. Ello la convierte, en mi opinión, no en la mejor revista del mundo de salud, como anuncia en su cabecera, sino debido precisamente a esa actitud, en el peor enemigo de la salud.

En esa revista se encuentra todo, desde técnicas de dudosa base empírica a aquello directamente supersticioso. Se escuda para ello en varios “principios”. Uno de ellos es aquél que dice que “lo primero, no hacer daño”. Con este principio aplicado de manera literal, tenemos que quien venda agua del grifo embotellada pretendiendo que puede curar se encuentra protegido, pues el agua no hace daño. Del mismo modo, quizá la aromaterapia no cure, pero como no hace daño, se convierte en una terapia respetable para D-Salud. Ese viejo principio era aplicable en aquellos tiempos en que no se sabía prácticamente nada sobre el cuerpo y los agentes patógenos y se actuaba sobre la base de intuiciones, supersticiones y creencias sin base. En esas condiciones, si, el principio más responsable es no hacer aquello que no se sabe que puede ocasionar. Pero es irresponsable contradecir lo que ahora sabemos pretendiendo actuar como si nada se hubiera adelantado, como si la medicina no hubiera descubierto nada y resultara que todo lo que se ofrece en el terreno médico tuviera una misma base de incertidumbre e ignorancia. La revista debería ejercer su responsabilidad pensando que por muy inocua que pueda ser una terapia, se está produciendo un engaño al lector cuando no se le avisa acerca de la nula comprobación de la efectividad de las mismas. Existe un daño a las expectativas del lector y la revista participa en él con su actitud.

De esta manera, la revista no cuida por la salud a pesar de su pretensión, sino que la descuida al fomentar el desconcierto y la desinformación. Porque D-Salud no se pregunta por la eficacia de las terapias, todas le parecen igualmente respetables siempre que no causen un daño directo al enfermo. Así el lector encontrará listas de terapias y definiciones de las mismas, así como los fundamentos filosóficos, especulativos e incluso religiosos de las mismas, pero nunca cuestionará esos fundamentos ni ofrecerá a sus lectores una orientación realmente útil acerca de aquello que funciona y lo que no lo hace. D-Salud no puede, y lo que es más importante, ni siquiera quiere ofrecer a sus lectores un veredicto sobre eficacias basado en estándares de control con una eficacia probada, Todo lo más, ofrecerá evidencia anecdótica en forma de testimonios de personas que declaran haber sido curadas por esta o aquella terapia sin ofrecer un balance entre el total de personas que la han probado y aquellas que declaran que les ha funcionado ni en estudios clínicos independientes y repetidos. En el mejor de los casos hablan de estudios que no han podido ser repetidos o que resultan dudosos debido al hecho de que pretenden mostrar efectos que contradicen lo que si sabemos acerca del funcionamiento del cuerpo humano y de las causas de las enfermedades y ha sido repetidamente probado.

Los antecedentes de su director, José Antonio Campoy, ya dan cuenta de esa tendencia a tragar con todo y de falta de exigencia de rigor. Antiguo director de la revista de misterios esotéricos y pseudocientíficos para adolescentes “Más Allá de la Ciencia”, fue el responsable de que en ella se incluyera un consultorio supuestamente atendido por un extraterrestre genuino. Además se permitió publicar un libro en el que supuestamente entrevistaba al alien, Geenom. Todo este asunto, relacionado con el grupo contactista Aztlan, al que dio amplia cancha en la revista, acabó por costarle el cargo.

En su trayectoria a cargo de D-Salud se ha lucido con cosas como su campaña para pedir el premio Nóbel para el detenido por la justicia doctor alemán RYKE GEERD HAMER, el cual asegura que las teorías médicas convencionales no se pueden comprobar, mientras que las suyas si. Hamer sostiene en sus “Cinco leyes de la Naturaleza” que el cáncer- y en realidad, cualquier patología- se explica mediante el recurso a un choque emocional vivido en soledad, no comunicado. Mucho se puede oponer a esa hipótesis, pero dado que no es este el momento basta con preguntar por qué tipo de choque emocional puede sufrir un gato, un perro, un tiburón o cualquiera de los animales que pueden padecer cáncer u otras docenas de patologías que cursan como las humanas. Y cual es la terapia adecuada para que una rana saque afuera su fustración y consiga curarse. En cambio las teorías científicas integran en una misma explicación, con los matices adecuados a cada especie, todas ellas.

Campoy sigue en su nueva etapa en D-Salud enfrentado a la ciencia y pretende, como siempre hizo, que esto se debe a conspiraciones inspiradas en intereses bastardos o en cegueras que nunca le afectan a él. Como si la revista o la publicidad que la satura fuera gratis y él no cobrara un buen sueldo.

Así no es de extrañar que en su revista, a pesar de declaraciones en sentido contrario, se persiga a la ciencia con manipulaciones, inexactitudes y medias verdades.

Un ejemplo es el artículo titulado “¿Existe la Medicina Científica?”, cuyo autor es Ponciano Ramírez Muñoz y que fue publicado en la revista en el número 47 correspondiente a febrero de 2003.


Resumiré las ideas inexactas o falsas del artículo acompañadas de un comentario mío :

“La medicina alopática es más bien farmacológica”

El uso del término alopática solo tiene sentido como contraposición a homeopática, lo cual solo la opone a esa seudo medicina y no al resto de pretendidas terapias. Por otra parte, el calificativo de farmacológica es tendencioso. Se recoge el temor, a veces justificado y otras desmesurado, al uso de fármacos entre la población. Sin embargo, todo el mundo sabe que es desde la misma medicina de base científica desde la que se advierte en contra del mal uso y abuso de los fármacos por parte de médicos y pacientes, que esa advertencia se basa, precisamente, en los peligros que se conocen gracias a la aplicación del método científico y que aumenta la insistencia, ya de siempre existente, en la práctica de una medicina preventiva y en los hábitos de vida saludables.

“La medicina científica se basa en el racionalismo lineal y cartesiano.”

Falso. Al racionalismo, que es una corriente filosófica, se le opone el empirismo, que es otra corriente filosófica. La medicina con base científica no tiene nada que ver con ninguna de estas corrientes, apela a la racionalidad del pensamiento, y su opuesto es la irracionalidad, defendida por quienes propugnan o no enfrentan terapias basadas en evidencias anecdóticas, en apreciaciones subjetivas, en especulaciones injustificadas y en creencias de origen religioso. Los mismos que siempre han estado al lado de la oscuridad enfrente del conocimiento. La medicina se basa pues en la racionalidad frente a la irracionalidad.

“La ciencia no representa la verdad” “Sus afirmaciones cambian” “Es como un mapa de la realidad” “No se debe confundir el mapa con lo que representa”

Lo mismo cabe decir de toda pretensión de conocimiento, no es exclusiva de la ciencia, sino una característica de nuestra capacidad de conocer. Ciertamente, nuestra idea de la realidad ha cambiado con el tiempo, pero sin duda para mejorar, para ser un mapa más fiel de la realidad. Esos otros “mapas”, al prescindir de las herramientas y métodos mejorados, no han cambiado, siguen fieles a ideas antiguas y reflejan el mundo conforme se concibe con herramientas y métodos más toscos e ineficaces. Por ejemplo, la ciencia ha desterrado la idea de la forma de la Tierra como un circulo plano y “representa” la realidad como un globo aproximadamente esférico. El ser humano no dispone de nada que no sean esos mapas, pero podemos tener mejores mapas si actuamos con rigor y método. Los defensores de esas supuestas terapias rechazan esos mapas y prefieren otros más toscos, menos fieles.

“La ciencia está basada en el concepto del error, está basada en el error”

Falso. La ciencia reconoce la falibilidad humana y los límites del conocimiento, por eso considera el conocimiento como perfectible y no da nada como definitivo. En cambio, otros pretenden saber verdades definitivas a pesar de no ponerlas a prueba o negar el veredicto de esas pruebas. Temen el error.

“Es absurdo fragmentar la realidad para ver como funciona” “No se puede reproducir la realidad en un laboratorio”

Falso. Para estudiar el mecanismo de la fotosíntesis sería absurdo estudiar el Universo en su conjunto o todo el proceso natural de nuestro planeta. Del mismo modo, es absurdo pretender conocer al ser humano como “un todo” para obtener conocimiento del proceso de la absorción de determinadas substancias por las células. Muchos aspectos de la realidad no pueden observarse de manera espontánea en la naturaleza, pueden ser raros o inaccesibles sin determinadas condiciones que pueden forzarse en un laboratorio.

“En un estudio de laboratorio se puede demostrar cualquier cosa que uno se proponga” “Muchos aceptan de manera dogmática todo lo que haya sido demostrado en un laboratorio, estos son los “cientófilos””

Empezando por el final, no se puede culpar a la ciencia como método por lo que algunos hagan en su nombre. No es cierto que en un laboratorio se pueda demostrar cualquier cosa, de hecho, a pesar de sus esfuerzos, ninguna de estas terapias ha conseguido demostrar nada en los laboratorios. No se explica como, si piensan así, dedican tantos esfuerzos a solicitar estudios de laboratorio para sus terapias e invocan estudios de este tipo aislados y poco representativos en su defensa y de manera, por cierto, bastante dogmática a favor de ese supuesto apoyo en un laboratorio. Los homeópatas y el mismo doctor Hamer hablan de estudios de laboratorio que los apoyan. ¿En qué quedamos?

“Los cientólatras siempre argumentan que algo “lo dice la ciencia”, lo cual prueba que uno no tiene argumentos a favor y lo que dice no tiene valor”

Ciertas cuestiones no pueden decidirse a base de argumentos retóricos. Por mucho que se discuta con brillantes argumentos, la única manera de saber si un producto tiene determinado efecto en el organismo es comprobarlo o apelar a conocimientos previos ya comprobados. El veredicto de la comprobación científica de algo así es un argumento completamente legítimo en un debate. Ignorarlo y pretender resolverlo a base de retórica es, en cambio, irracional.

“El empirismo puro es también científico” “La investigación de fármacos es de ese tipo, combinaciones al azar hasta que se obtiene un resultado” “Las explicaciones de los efectos son posteriores o incluso no existen” “Las terapias holísticas hacen lo mismo”

No es cierto que toda o la mayor parte de la investigación sobre fármacos se corresponda con ese tipo de empirismo puro basado en series de ensayo-error a ciegas. La investigación sobre fármacos para una determinada enfermedad parte del estudio de la misma, de sus causas y efectos y se basa en hipótesis sobre ello. Existe otro tipo de investigación acerca del efecto de nuevas sustancias y de combinaciones de las mismas, es cierto. Sin embargo, no se trata de experimentar hasta que se “se obtiene un resultado” útil, sino de registrar los resultados de todas esas combinaciones para un posible uso futuro. Y en ello se puede constatar que el método de ensayo-error, que constituye la base del conocimiento ordinario, no puede definir por sí mismo el método científico y explica la diferencia con esas otras “terapias”. En efecto, la obtención de un resultado o la consideración subjetiva por parte del experimentador de que efectivamente ha sido así no es suficiente para su aprobación. Los resultados deben probarse en ensayos repetidos. El autor del artículo nombra esta fase de pasada, como si careciera de importancia, cuando es la parte fundamental del método científico, la contrastación independiente y repetible.

“La medicina científica rechaza que se escoja un grupo de pacientes diagnosticados de una enfermedad y se les apliquen las diferentes terapias holísticas para verificar su validez a la vista de los resultados debido a un concepto lineal del término comprobación”

En primer lugar, que el concepto sea lineal o no, no tiene mayor relevancia. Lo que importa a estos efectos es su efectividad, y la crítica del autor se refiere simplemente al supuesto carácter lineal del concepto, concediendo una importancia injustificada- filosófica en todo caso- a otros planteamientos al margen de sus resultados.

En segundo lugar, lo que se rechazaría sería el conjunto de criterios que juzgan la verificación del resultado, no se puede creer ingenuamente que el mero hecho de la realización de una experiencia proporciona por sí misma el resultado. El rigor afecta a todos los aspectos de la misma.

Y en tercer lugar y más importante, ese tipo de experiencias que involucran a seres humanos y sus dolencias se realizan cuando ya existe una expectativa razonable de éxito constatada por experiencias previas de distinto tipo. Realizar una experiencia de la que nada se sabe al amparo de creencias en un asunto en el que la salud de las personas está en juego parece muy irresponsable.

“Bach comprobó empíricamente el efecto de ciertos preparados contra la desesperanza y miles de terapeutas en todo el mundo lo comprobaron posteriormente de manera empírica y, por tanto, científica”

Una dolencia muy vaga, la desesperanza. En cualquier caso, la comprobación empírica de Bach y sus seguidores consiste en la recolección de casos de personas que juzgaron por sí mismas haberse “curado”. No hay el menor criterio objetivo implicado y cada uno de ellos se basa en el juicio personal acerca de la experiencia de cada uno de los terapeutas. Esto no es científico ni de lejos y no lo cambia el hecho de que se vean implicadas “experiencias”.

“En algunos países se tiene todo esto más claro y se estudian las terapias holísticas en las universidades”

Las decisiones políticas y económicas que deciden qué cosas se incorporan al estudio universitario no es garantía de nada en el ámbito de su contenido de conocimiento. En algunas universidades se estudia el creacionismo bíblico, por ejemplo. Una Universidad, en determinados países, crea cátedras subvencionadas por particulares con contenidos que responden a criterios personales del benefactor. Del mismo modo se podría decidir dejar de ofrecer estudios de Física, por ejemplo, lo cual no significa que la física haya dejado de ser científicamente respetable.

En resúmen, Discovery Salud (D-Salud) parece hacer más por la desinformación que por la salud y se encuentra comprometida en una lucha contra la racionalidad.


ACTUALIZACIÓN. 03-08-2007

El artículo original de D-Salud ya no está disponible en la red. Puede consultarse en el caché de Google:



http://209.85.135.104/search?q=cache:xkB2gLV3hKkJ:www.dsalud.com/numero47_5.htm+%C2%BFEXISTE+LA+MEDICINA+%22CIENT%C3%8DFICA%22%3F&hl=de&ct=clnk&cd=1&gl=de