martes, noviembre 15, 2005

Relación entre el saber y el creer.

Muchas personas abordan los debates desde la postura escéptica convencidos, o al menos dando a entender que entre la creencia y el saber solo existe un claro antagonismo. Lo mismo ocurre en lado contrario, llevando a los que en ese lado se sitúan a defender la creencia por encima del saber o a cuestionar directamente la posibilidad de que exista algo a lo que podamos llamar saber.


Evidentemente, no es exactamente lo mismo saber que creer algo, pero la relación entre ambas cosas es más estrecha de lo que muchos piensan.

Fue Platón el primero en argumentar que el objeto del saber es diferente del objeto del creer en su obra "La República". Platón argumenta que el saber y el creer son capacidades distintas y que, puesto que cada capacidad del hombre tiene su propio ámbito de actuación, los objetos del saber y del creer deben ser distintos, como corresponde a capacidades distintas.

Pero parece más cierto que aquello que empieza siendo una conjetura, puede pasar a sostenerse como creencia para acabar constituyendo saber, desmintiendo las afirmaciones de Platón. No resulta difícil encontrar ejemplos. Puede conjeturarse con que el autor de un hecho determinado sea una persona concreta, para pasar a creerlo conforme se acumulan indicios, terminando por establecerse como "saber".(En realidad, Platón, trata de establecer diferencias entre lo que el llama "saber verdadero" y la noción común de saber, correspondiendo el primer caso a un saber inmediato, adquirido por intuición o contacto directo con el objeto, en un modelo basado en la percepción. Con mayores o menores diferencias, la tradición inaugurada por Platón llega hasta nuestros días, pero esa es otra discusión, que si bien es muy interesante, resulta poco pertinente a la cuestión principal de este artículo)

Consideremos la siguiente afirmación:"Yo sé que x es el autor de tal hecho, pero no creo que haya sido x"Parece evidente que existe una contradicción, si sabes que alguien es el autor de un determinado hecho, crees en ello necesariamente.


La relación entre creer y saber aparece clara, puesto que algunas creencias pueden llegar a "saber" y este no es concebible sin alguna creencia en el mismo sentido.Podemos empezar a caracterizar el saber diciendo que contiene, necesariamente, una creencia y que, evidentemente, esa creencia ha de ser verdadera.

Sin embargo, siendo necesario, no es suficiente para decidir que nos encontramos ante un ejemplo de saber.Supongamos que nuestra creencia acerca de que alguien es el autor de un hecho procede del discurso de un fiscal especialmente hábil en la persuasión retórica y la manipulación psicológica. Para hacerlo aún más claro supongamos que el propio fiscal no está convencido de que nuestro hombre sea el autor del hecho. El hombre puede ser, efectivamente, el autor del hecho, pero nuestra creencia en ello sería "accidental", fruto de la persuasión del fiscal.

Un ejemplo más claro podemos ilustrarlo si alguien afirmara antes de un partido de fútbol que estaba convencido de que el equipo x iba a ganar ese encuentro por tal o cual resultado y efectivamente así ocurriera. Nos encontramos con una creencia verdadera, pero parece difícil aceptar que este sujeto "supiera" cual iba a ser el resultado.Lo que echamos de menos es algún tipo de justificación, alguna razón que explique esa creencia. Una justificación de tipo epistémica, y no cualquiera, pues podríamos decir que la elocuencia del fiscal nos convenció de ello, sino buenas razones de tipo epistémico.

Llegamos finalmente a definir el saber como una creencia verdadera justificada, dejando clara la estrecha relación entre las creencias y el saber.Esto puede entenderse si consideramos cuanto de aquello que hemos podido llamar con propiedad "saber" diferenciándolo de la simple creencia u opinión ha tenido que ser abandonado como erróneo para ser sustituido por otros saberes igualmente legitimados para ese nombre y que no pueden pasar de la categoría de provisionales.

¿Eran aquellas "representaciones del mundo" abandonadas creencias o saber, y son los que los han sustituido "saberes" o creencias?. Dada nuestra caracterización del saber, sin duda pueden ser llamadas con toda propiedad "saberes".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sí shoikan, la idea de que "el mundo es el sueño de un dios" es bastante anterior a los guinistas de matrix, y es que hay poco nuevo bajo el sol.

Johnymepeino dijo...

Socorro y yo pensaba que sólo tenía que combatir la regresión a la etapa mágica generada por Iker Casillas y ahora resulta que soismás... os multiplicais.,, e

¡¡Estais por todas partes!!! ¡Aaaah! :D Saludos de un HighEscéptico instalado en el Levante.

Anónimo dijo...

A mí esa relación accidental entre saber y creer no me parece que sea ni necesaria o perenne. Puede darse en casos como los ejemplos que pones pero no va en la sustancia de ambos conceptos. Precisamente hace apenas un día estuve hablando con una amiga que es psicóloga y que tiene muy arraigado el concepto de relativismo. Según su discurso no hay una realidad objetiva sino que todo se aparece relativamente según la diferente interpretación de la percepción (a su vez también relativa) de las cosas y/o fenómenos que tenemos. A mi me pareció un discurso llevado a extremos porque negaba ninguna característica objetiva y sustancial, una realidad independiente de observadores. Hasta puso como ejemplo que era imposible saber realmente si la Tierra, por ejemplo, era esférica o no porque, decía, eso era sólo la forma que percibíamos nosotros. Y eso nos lleva nuevamente a Platón y a Matrix. Y a la relación entre creencia y saber, porque si percibimos una cosa tan subjetivamente "creemos" que es de un modo pero algo nos faltará siempre para "saber" Yo no estoy muy de acuerdo con llevar este enfoque demasiado lejos. Los filósosfos se las prometen muy felices con este tipo de argumentos pero personalmente pienso que las cosas tienen una realidad objetiva independientemente de la manera que se perciban y/o interpreten. En todas las percepciones va a haber factores comunes en muy alto porcentaje. Sin invalidarlas "per se", este tipo de elucubraciones filosóficas relativistas son a las que los magufos se aferran más que a menudo para justificar sus tonterías. Mi amiga psicóloga, finalmente, resulta que es una magufilla empedernida (independentemente de su licenciatura, ojo), lo cual es un dato objetivo importante a tener en cuenta cuando analizas su posicionamiento en el relativismo.
Como punto final, y como ejemplo paralelo...hay una relación popularmente aceptada entre el amor y el odio, dicen que también les separa una línea muy fina. Sin embargo está muy claro y separado qué esa amar y qué es odiar ¿verdad? aunque estén algo relacionados.