lunes, febrero 14, 2005

Enrique De Vicente y "los modelos científicos"

La epistemología, o teoría del conocimiento, ha producido en el siglo XX reflexiones que han contribuido a abandonar una cierta imagen ingenua de lo que el método científico es y deja de ser. Muchas han sido las contribuciones valiosas, y no solo han influido en la descripción del método y en la práctica científica en los niveles que afectan a los participantes, sino que han conseguido llegar al gran público en gran medida.

Los “Paradigmas” de Kuhn, y el “caos o anarquismo metodológico” de Feyerabend son dos de esas aportaciones que más han llegado fuera del círculo estrictamente científico o de la Filosofía de la Ciencia (junto al criterio de falsabilidad de Popper, igualmente valioso siempre que se encuadre en su justa perspectiva.)

Ambos autores han sido usados por personas que no deseaban una comprensión más profunda del método científico, sino una destrucción del mismo con el objeto de rebajar los conocimientos obtenidos por su medio hasta el nivel de otras fuentes o las de elevar estas últimas hasta las cotas de prestigio alcanzado por el conocimiento científico.

De manera breve, podemos decir que Kuhn acierta al decir que los modelos científicos se aceptan antes de ser plenamente demostrados, y que la Teoría afecta a las observaciones, pero sin duda llega un momento, antes o después, en que la elección del “paradigma” es objetiva, basada en hechos que no pueden ignorarse. Y, la existencia de paradigmas, ¿es en si mismo un conocimiento objetivo, independiente del paradigma en el que se origina? Valoremos las pruebas que ofrecen los científicos de sus afirmaciones frente a las que Kuhn ofrece de las suyas.

Feyerabend, el cual dijo más de una vez de sí mismo que no debiera ser tomado en serio, acierta al decir que no debe “encerrarse” a la ciencia en un corsé excesivamente rígido de normas. Pero de ahí a su conclusión de que toda norma tiene el mismo valor hay un mundo. Feyerabend dice que la educación de los niños debiera ser suministrada sobre la base de la creencia de los padres. Pone como ejemplo aprender astrología en lugar de astronomía. Pero para averiguar si los padres tienen una u otra creencia ha de usarse un método. Y si, como dice Feyerabend, todos valen igual, podemos aplicar uno que, con el debido sesgo, concluya que nadie cree en la Astrología. Y en el sistema caótico de Feyerabend, debe considerarse válido. Una vez más, es posible comparar las conclusiones de Feyerabend y las de los científicos y las respectivas pruebas a favor de uno y otro.

Del mismo modo, la crisis del determinismo que supuso la comprensión de la Mecánica Cuántica, ha pretendido ser usada con el mismo objetivo.

Viene todo esto a cuento del último editorial de Enrique de Vicente en Año Cero, titulado Tsunami. Además de apuntarse al carro de los reproches fáciles al ser humano por su incapacidad para gobernar su mundo o de los peligros de la Tecnología, pide De Vicente a sus lectores que informen acerca de premoniciones sobre el reciente Tsunami asiático u otras catástrofes semejantes. Pretende conseguir algún tipo de alerta extrasensoria que evite cuantas muertes sea posible por el anuncio de esas “premoniciones”.

Advierte De Vicente que algo así, basado en informes anecdóticos, solo puede parecer irracional a quienes temen “arriesgarse a perder su prestigio y sus prejuicios en el intento de ampliar nuestras concepciones de la realidad”. Personas que supuestamente “se aferran a viejos modelos científicos”.


Ni una palabra dedicada a justificar “otros modelos científicos” puede encontrarse en ese o en otros escritos de De Vicente. Ni una sola justificación particular de la validez de esos informes. ¿Piensa De Vicente que el hecho de que la Ciencia tenga límites hace desaparecer las tonterías?

1 comentario:

El Escéptico Cristiano dijo...

No conseguí todavía la "Estructura de las Revoluciones Científicas" para leerla de primera mano, pero tengo entendido que el "paradigma" funciona dando determinados métodos para estudiar determinadas partes de la realidad por un lado, dándole objetivos de investigación que se consideran prioritarios, y provocando ostracismo académico a los investigadores que presenten alternativas demasiado revolucionarias. La influencia del paradigma es especialmente influyente en las ciencias humanas, como la sociología o la ciencia política. Lo que no sé es en que medida sigue vigente la noción de paradigma al especializarse tanto las disciplinas académicas, no sé si es solo impresión mía pero me parece que queda menos lugar para un paradigma totalizante.