jueves, junio 23, 2005

Grupo Elron, difamando a Carl Sagan

El grupo Elron es una organización argentina fundada por Horacio Velmont y dirigida por Jorge Olguín. Su presencia en Internet es abrumadora, con decenas de sitios que incluyen comunidades, grupos, foros, listas de discusión y páginas de todo tipo.

A pesar de que declaran ser una organización de “ciencia avanzada”- ellos mismos deciden qué es ciencia y qué no lo es y cuan avanzada resulta cada una- no es posible encontrar ciencia en ninguna de sus páginas. Ni siquiera un método alternativo para obtener conocimiento, todo lo que dicen saber lo extraen de su “comunicación” con “seres superiores” a través de Jorge Olguín. Toda la justificación última de sus afirmaciones son esos seres y sus supuestas comunicaciones.

También dicen carecer de fines religiosos, pero sus páginas están repletas de un evidente sentido religioso, se inspiran en la cienciología e incluso dedican homenajes al fundador de esa peligrosa secta, L Ron Hubbard.

Sus disparates afectan a prácticamente todos los aspectos de la realidad y a los seres de ficción. Aseguran que los hombres lobo son extraterrestres, que Jack el destripador aprendió mucho con sus crímenes- según les comunicó el mismo, o su “espíritu” y que sus víctimas, que eligieron serlo, también extrajeron enseñanzas muy valiosas para futuras encarnaciones; que en Marte subsisten unos dos millones de habitantes que son el resto de lo que antaño fue una grandiosa civilización y que, sin embargo, no “construyeron” la cara de Marte, cuyos autores son seres de Orión, los mismos que construyeron las pirámides egipcias, que el mago David Copperfield traicionó la gran misión que se le encomendó al usar trucos en sus actuaciones, que el monstruo del lago Ness es un holograma proyectado desde una base extraterrestre situada en el fondo del lago, que la autenticidad de la sábana de Turín les fue confirmada por el mismo Jesús, que el “espíritu” se aloja en el cuerpo entre 20 y 50 días después de la concepción, que el aborto es una elección de la madre y que la “persona encarnada” ya tendrá otras oportunidades de vivir, que los dinosaurios llevaban inscrita en su ADN la fecha de su extinción así como el ser humano, que el pueblo judío se cree elegido debido a la confusión que sufrieron entre Jehová, que aunque si les escogió es solo un dios “menor” y el “Absoluto”, que Marilyn Monroe fue ejecutada por mafiosos de Sam Giancana por orden de los hermanos Kennedy, etc. Y, por si fuera poco, el origen de TODAS las enfermedades.

En casi todos los casos se usa una variación de esta frase: “nosotros no necesitamos opinar, sabemos que es así porque los seres superiores nos lo han contado”.

Todos los científicos son ciegos, salvo unos cuantos que les han asegurado que también están en comunicación con seres superiores pero que no pueden reconocerlo en público.

Como su inspirador, Hubbard, y la secta que fundó, el grupo Elron también usa de la difamación y la manipulación para atacar a quienes se les oponen.

Un caso especialmente doloroso para mí es el ataque que hacen al fallecido doctor Carl Sagan en una de sus páginas. Lo acusan de ignorante, de mentiroso, de cobarde y de falta de “entereza moral”. Según el diagnóstico del grupo, “Carl Sagan quedará en la historia como el paradigma del científico que vive en una caja de zapatos, ignorando lo que todo el mundo sabe”.




La base de esas acusaciones es, por supuesto, las revelaciones que hicieron a Jorge Olguín los seres superiores, al parecer muy disgustados con el doctor Sagan. Unos seres que nunca demuestran un conocimiento que exceda los del señor Olguin, como comprobaron los miembros de la sociedad argentina ASALUP, en un encuentro organizado con Olguín y Velmont.

Según les revelaron esos seres, Carl Sagan averiguó que los extraterrestres se encuentran entre nosotros desde hace décadas, pero que su cobardía le impidió reconocerlo. Ni se prueba esa presencia ni se prueba que Carl Sagan pudiera pensar que fuera cierto, ni se cree necesario hacerlo. Difamación en estado puro.


Aseguran que el escepticismo de Sagan es una máscara para ocultar su ignorancia. E intentan razonarlo.

Alegan que si se sustituye la palabra “escepticismo” por “ignorancia” en los argumentos de Sagan, puede comprobarse como el escepticismo “no tiene nada que ver” en ellos.

Como era de esperar de personas que no “necesitan opinar” y, por tanto, carecen de la disciplina que proporciona la necesidad de sustentación sólida de las opiniones, Olguín y Velmont fracasan a la hora de demostrar conocimientos propios y ejercer su raciocinio.

Sagan había usado como ejemplo para ilustrar la necesidad de ser escéptico la comparación de esa actitud con la misma actitud prudente ante un comercial que nos quiere vender un automóvil de segunda mano.

Velmont asegura que si Sagan entendiera de mecánica, no precisaría de esa actitud, pues en ese caso el vendedor no le podría “embrollar”.

No cae Velmont en que eso, precisamente, es lo que recomienda Sagan. Que se compruebe por uno mismo sin confiarse sin más a la posibilidad de que el vendedor pueda ser sincero.

Uno no puede, por mucho que sepa de mecánica, saber si el vendedor es sincero y cual es el verdadero estado del automóvil si no realiza sus propias comprobaciones. Se encuentra por tanto en una situación previa de incertidumbre (no ignorancia, en rigor) acerca del estado real del automóvil que sólo puede solucionarse mediante comprobación, nunca aceptando la palabra del vendedor sin más. Eso es ser escéptico.

Sería estúpido sugerir que si alguien sabe que el automóvil está en perfectas condiciones se mantuviera una actitud escéptica. En realidad Sagan pretende ilustrar las actitudes posible sen una situación de incertidumbre, previa a toda comprobación. Una es la de aceptar de manera acrítica lo que el vendedor, o el “canalizador” de “seres superiores” nos quiere vender como cierto, lo crea él mismo o sea un mentiroso. Y la otra es la escéptica, la que no acepta sino pruebas de cual es la realidad.

Y es que el uso del término “ignorancia” en lugar de “incertidumbre” no es aquí inocente, ni mucho menos. Sagan recomienda comprobar las cosas por uno mismo, Velmont y Olguín quieren que se les crea asegurando que nadie puede comprobar, sino ellos, que lo que dicen es cierto mediante el expediente de instaurar como “sabios” por definición y sin posibilidad de comprobación a los “seres” que les dictan en exclusiva y de ignorantes a quienes quieren aplicar los consejos de Sagan.

Gentuza.

jueves, junio 16, 2005

André Barbault y la manipulación de la verdad (y III)

Barbault es consciente de que un mero pronóstico acertado o un puñado de ellos no aporta nada a la validez de la Astrología Mundial avalada por él si se enmarca en el inmenso océano de fallos que hemos visto en las anteriores entregas de este artículo. Para que la Astrología Mundial no fuera reducida a un mero estatuto adivinatorio de hechos aislados de más que dudosa eficacia, Barbault integra sus predicciones sobre la URSS en un ciclo.

Esto ocurre desde el principio, a pesar de que el mismo Barbault y sus seguidores publicitan casi exclusivamente el pronóstico para 1989. De hecho, la primera referencia a “sucesos importantes” para la URSS que hace Barbault la hace en el mismo artículo de 1945 y el de 1949 al menos de manera implícita cuando enmarca los sucesos de 1881, 1917 y 1953 en un mismo ciclo, lo cual nos lleva a que la siguiente fecha significativa sea, necesariamente, la de 1989. Y de manera explícita en 1952 en su artículo de L’Yonne Républicaine ya hace el pronóstico tanto para el año siguiente, 1953, como para 1989.

Pero no era necesario que lo hiciera, puesto que si integra la historia de la URSS en ese ciclo, el año 1989 deberá ser FORZOSAMENTE significativo como consecuencia de ello.

La insistencia en los sucesos de ese año que hacen Barbault y sus seguidores se debe a dos razones generales.

La primera, es evidente, consiste en la necesidad de confirmación del ciclo y de cada uno de sus hitos. La segunda es que Barbault no se limita a hacer un pronóstico ambiguo, sino que da detalles acerca de lo que en esa fecha ocurrirá. Esto fuerza no solo a constatar que en esa fecha ocurre algo, sino que ocurre lo predicho. Ni la primera ni la segunda se ven satisfechas, como han puesto de relevancia diversos autores, y ahí es donde se alcanza a contemplar la verdadera dimensión de la manipulación de Barbault.

Respecto a lo que ocurre en cada uno de los años, ya hemos comentado que en 1881 (o 1882 que ambas fechas han sido proporcionadas por Barbault) no hay un verdadero hecho significativo para la URSS. En su "Historia de una previsión" , Barbault ha intentado adjudicar a la conjunción de ese año dos sucesos concretos, pues es necesario para que el ciclo tenga sentido. Se trata de la creación de los primeros partidos socialistas europeos, ocurrida entre 1879 y 1883 y de la fundación del partido comunista ruso, que él fecha en ese año de 1881.

En el primer caso, se hace difícil ver cómo es que la alineación de Saturno y Neptuno pudo tener algo que ver con sucesos ocurridos antes de que se diera y por qué los posteriores han de obedecer a una dinámica diferente de la que debe explicar los primeros. Ciertamente, parece muy forzado. En el segundo caso, ya hemos visto que no es cierta esa fecha como fundación del partido comunista ruso en el anterior artículo de “paranormalidades”. La primera organización de inspiración marxista de Rusia data de 1883, y es de un partido enemigo de Lenin. Este fundó un partido local en 1895 y el primer partido ruso marxista se fundó en 1898. Pero Barbault deja en la ambigüedad ese dato, limitándose a decir que “el partido comunista ruso nació bajo la conjunción de ese año”.

En un gráfico que figura en “Historia de una previsión”, Barbault se remonta más atrás. Cita la conjunción de 1846 como supuestamente relacionada con el nacimiento del marxismo, que él fecha en 1847 y con las revoluciones de 1848, uno y dos años después de que la conjunción se forme. También nombra la de 1773 y la revolución americana, sin que quede claro que tiene que ver la independencia de las colonias inglesas-en 1776- con la historia de la URSS. Barbault se muestra generoso a la hora de ampliar el rango de la influencia de esas conjunciones para obtener su “suceso capital” para cada hito.

Y lo mismo hace en 1953, como vimos. En primer lugar hace un pronóstico para 1952, y, no viéndose cumplido, a finales de ese mismo año lo cambia a 1953. Además se “anota” como triunfo la muerte de Stalin, como si aceptara que los astros “han matado” al dirigente soviético. Pero los cambios para la URRS, que es exactamente lo pronosticado por Barbault, no se produjeron a su muerte. Malenkov, su sustituto al frente de la URSS, fue el segundo de Stalin y un continuista que permaneció en el poder hasta 1957, y los cambios empiezan realmente en esa fecha, con Krusehv una vez depuesto Malenkov. Para no reconocer un fallo, Barbault se apunta la muerte de Stalin como si fuera eso lo predicho por él y no unos cambios que no vinieron hasta 3 años después. De paso, se anota también esos cambios y dictamina unilateralmente que es el suceso más importante producido desde 1917. Se fabrica su “suceso capital”

Ya hemos hablado de la importancia de la muerte de Lenin entre esas fechas (1924), y de la creación de los coljoses, considerado por el mismo comité central del partido como el suceso más importante desde la revolución de 1917. Además, Barbault ya ha despreciado entre 1881 y 1917 un suceso que los historiadores consideran capital, la revolución de 1905. Esa revolución condujo a la de 1917, y así lo consideraba el propio Lenin que escribió que era “un ensayo general” de ella. La gravedad de algunos hechos de aquella revolución es de tal magnitud que muchas personas creen que el famoso incidente del acorazado Potemkin ocurrió durante 1917, y sin embargo corresponde a la revolución de 1905. La revolución se detuvo por la paz firmada por el zar, con concesiones políticas y sociales insólitas hasta esa fecha en Rusia y por el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial. Es durante esa misma revolución cuando se crea el primer “soviet”. Nadie puede negar que ambas revoluciones estén conectadas y, siendo así, el pronóstico para 1917 debería ser para 1905, al ser aquella una consecuencia de esta.

Como vemos, el ciclo anunciado por Barbault no se sostiene sin siquiera entrar a examinar el pronóstico para 1989. Y son, precisamente, esos hechos anteriores los que deben sostener lo predicho para 1989, como prueba el que Barbault lo anunciara con décadas de antelación. El mismo Barbault reconoce que su intención era un pronóstico doble para esas dos fechas, que era “cosa hecha”, consecuencia de su pronóstico en forma de ciclo.

Pero consideremos, por fin, el famoso pronóstico para 1989.

Los seguidores de Barbault insisten en presentar esa fecha como la de un nuevo suceso capital en la historia de la URSS, la caída del muro de Berlín. El propio Barbault, aunque presenta este hecho como el más evidente, no deja de observar que es un jalón más en un camino que ha comenzado antes. Pero, condicionado por la necesidad de que el ciclo se cumpla, no lo lleva más allá de 1989. En “Historia de una previsión” reconoce que la caída es un suceso consecuencia de la tormenta de protesta social y política que sufre la República Federal de Alemania desde meses atrás. También cita a Polonia y las primeras elecciones legislativas en la URSS, de antes del verano.

No se refiere, en cambio, a que estos movimientos son debidos a que Gorvachov anuncia en Julio que los países del Pacto de Varsovia decidirán sus destinos por sí mismos. Todos esos sucesos se deben a que la URSS renuncia a intervenir, como en otras épocas había hecho, y a su política de dominación sobre los países del este de Europa. Seguramente, de haberlo citado, tendría que haber relacionado esa declaración con sucesos anteriores a 1989. Por ejemplo, a 1988, cuando los países bálticos reclaman su independencia por primera vez de manera abierta, con la fundación de partidos independentistas tolerados. Si la URSS no reacciona ante reclamaciones de cambios dentro de su propio país, ¿cómo iba a hacerlo con reclamaciones exteriores? O a 1987, cuando Gorvachov presenta su plan de reformas políticas y económicas, origen de todo lo demás. O, siendo Gorvachov el desencadenante de todos estos sucesos con sus ideas sobre la perestroika y el glasnot, a 1985, fecha en que Gorvachov empieza a hablar sobre ello y es, además, la fecha en que accede al poder. ¿La muerte de Stalin, a pesar de que no se producen cambios hasta tres años después, es una fecha capital y la fecha del acceso al poder de quien protagoniza los cambios más espectaculares en la historia de la URSS no es un suceso a considerar? ¿Cómo determina Barbault la importancia de los sucesos históricos? Si se quiere usar como excusa que la muerte de Stalin tiene relación con los cambios posteriores, ¿qué decir de la evidente relación entre el nombramiento de Gorvachov en 1985 y los sucesos de 1989 y posteriores?

En cualquier caso, 1989 no es la fecha de la caída de la URSS, que se produce en 1991 y la sucesión de hechos que lleva hasta ella no parte de 1989, es anterior en al menos 4 años. Y el protagonista es Yeltsin al menos en tanta medida como el propio Gorvachov. ¿Por qué no considerar la fecha, 1985, en que Gorvachov trae a Moscú a Yeltsin para hacerlo el máximo dirigente en Moscú? ¿O la fecha, 1976, en que Yeltsin es elevado a la secretaría general del partido en Sverdlovsk (la actual Yekaterinburgo) e inicio de su meteórica carrera? La respuesta es sencilla, tiene que ser 1989, o el ciclo carece de sentido alguno.




El defensor de Barbault puede alegar que, después de todo, lo innegable es que Barbault pronosticó la caída del régimen soviético para esa fecha y dio un plazo de “gracia” de año y medio. ¿Realmente fue ese su pronóstico? En absoluto, no, al menos, hasta 1987, dos años después del nombramiento de Gorvachov y ya anunciadas las reformas y efectuadas las primeras.


Aparte de las vagas referencias a que 1989 sería una nueva fecha capital en la historia de la URSS, algo que se desprendía de la misma formulación de la existencia de una relación con un ciclo astral, el primer pronóstico concreto acerca de lo que podríamos esperar de esa fecha aparece en “Los astros y la historia” 1967. De esa obra, Barbault reproduciría un par de párrafos en su “Historia de una previsión”. Estos:

“…este triple encuentro planetario será la reunión astral más importante de todo el siglo XX…dos resurgimientos históricos…el americano y el ruso, bajo los auspicios de dos principios distintos, el capitalista y el comunista…ambos participantes se encuentran al final de la carrera, el destino último es 1988-1989, a cuyo término el mundo se renovará para dar nacimiento a una sociedad nueva. Indudablemente, la gran cita de nuestra historia tiende a presentarse en ese triple cruce lineal que va de 1988 a 1992.” Página 297 de “Los Astros y la Historia”.

“…la gran metamorfosis de la sociedad se produce favoreciendo una fusión, una síntesis, en la que Neptuno asimila a Urano, es decir, cuando la sociedad nueva toma de la antigua y es mucho menos la antagonista que la continuadora, y es la imagen misma de la huella lineal de las corrientes que convergen al mismo tiempo y en el mismo sitio, como dos afluentes convirtiéndose en un río.” Página 299.

Barbault pretende que la ambigüedad de estos párrafos aporta algo más que el mero señalamiento de una fecha, cosa que, insistimos, no es necesario que señale, pertenece al ciclo apoyado por él. Según él es una descripción de lo realmente sucedido en 1989. Pero resulta evidente que en esa predicción, por muy ambigua que resulte, no se habla de la derrota o el derrumbamiento de la URSS y la victoria del capitalismo, sino de una nueva sociedad resultado de la fusión de ambas ideologías o, siendo muy generosos, de la derrota de ambas tendencias. Esa predicción no afecta solo a la URSS, sino a ese país y a su rival, a la ideología que defiende y a la de su oponente. “Dos afluentes convirtiéndose en un río”, “ambos participantes se encuentran al final de la carrera”.

Aún más, Barbault “olvida” citar otro párrafo de esa misma obra igualmente referido a 1989, este:

“…estos dos participantes, estadounidenses y rusos, el primero con una superioridad y un adelanto, y el segundo con una inferioridad y un retraso, puestos en la finalidad de una dominación mundial, vemos presentarse la perspectiva del nacimiento de una nueva sociedad, nacida de una evolución doble, pero donde, como tendencia, el segundo tendría la ventaja sobre el primero.” Página 308.

Es decir, insiste en una nueva sociedad fruto de una “evolución doble”, pero en la que, lejos de entreverse el derrumbamiento o derrota de la URSS, ¡predice un puesto de ventaja para la URSS sobre los EE.UU.! ¿Es esta una predicción de los sucesos de 1989 y posteriores?

Barbault reproducía aquí el mayor fiasco de sus predicciones a cerca de la historia de la URRS, que data de 1964 y su “Crisis mundial de 1965. Previsiones Astrológicas”

En esa obra, Barbault predice el adelantamiento de los EE.UU. por parte de la URSS en todos los terrenos, incluida la carrera espacial. Lamentablemente para Barbault, los americanos llegan primero a la Luna, y el atraso tecnológico y económico de la URSS se perpetúa.

Resumiendo, la carrera de Barbault está llena de errores tremendos, escasos aciertos y, en lo referente a la historia de la URSS, el ciclo planetario no se sostiene más que con un ejercicio de voluntad que ignore la verdadera historia de la URSS y sus hechos más destacados y forzando lo que Barbault predijo hasta extremos indisimulables.

jueves, junio 09, 2005

André Barbault y la manipulación de la verdad (II)

André Barbault cimienta su fama en una supuesta predicción realizada con décadas de antelación al suceso que supondría su realización. Se trata de la caída del muro de Berlín, el colapso de la U.R.S.S. y la exclusiva permanencia de una sola ideología que llevaría a la llamada globalización.

Además, asegura que no se trata de algo ambiguo, como vaticinar la ocurrencia de un suceso importante y nada más, sino de la más exacta predicción posible acerca de aquellos sucesos históricos.

Para que la predicción no fuera asignada a simple azar o a cuestiones ajenas a la astrología, como la mera observación de sucesos contemporáneos a la predicción que pudieran anunciar aquellos hechos, Barbault recurre a inscribir esos hechos en un ciclo astrológico al cual pertenecerían otros sucesos notables. Especialmente notables, además, pues es evidente que siempre ocurren cosas y algunas de ellas han de coincidir con esos ciclos, por lo que, para que ese ciclo tuviera algún significado, es necesario que la representatividad de los sucesos coincidentes con los del ciclo astral sean verdaderamente importantes, incluso los más importantes.

Así, si se dieran acontecimientos trascendentales para el devenir de la historia de la U.R.S.S fuera de ese ciclo, o no ocurrieran hechos trascendentes en el seno del ciclo, la importancia de este perdería su fuerza y con él la predicción de Barbault, que para tener algún significado astrológico debe inscribirse necesariamente en uno de esos eventos astrológicamente significativos.

Resumiendo, Barbault solo puede invocar el valor de su predicción si esta pertenece a un ciclo astral que haya originado otros eventos significativos en todas y cada una de sus ocurrencias. En este caso, la significación del evento nos viene dada por la trascendencia del mismo para la historia de la URSS. Si esos hechos se producen siempre o en número significativo en el seno del ciclo, existe la posibilidad de una conexión entre los acontecimientos históricos y determinadas posiciones astrales. Si durante ese ciclo no ocurre nada o si fuera de él ocurren hechos de ese tipo con frecuencia, la conexión no se sostiene y la predicción de Barbault no tiene valor alguno.

Añadamos que Barbault no se ciñe exclusivamente a la historia de la URSS como país, sino que habla de la historia del comunismo introduciendo sucesos considerados por él trascendentes para la historia de esa ideología. Evidentemente, lo dicho anteriormente también vale en este caso. Los sucesos significativos han de darse en el seno del ciclo y no deben ocurrir fuera de él ni darse ocurrencias cíclicas sin hechos significativos.

Además de repasar los acontecimientos de verdadera importancia para la URSS y para el comunismo y analizar su relación con esos ciclos, debemos, por otra parte, repasar el texto exacto de las predicciones de Barbault en relación con la historia de una y otra cosa, hechas a lo largo de décadas y si se corresponden con lo realmente ocurrido. La fuerza principal de Barbault reside no en anunciar que en determinadas fechas debemos esperar que algo importante ocurra, pretende haber anunciado lo que iba a ocurrir con un margen de ambigüedad muy reducido o inexistente. Así, comprobaremos si efectivamente anunció unos hechos que ocurrieron, si erró en algunas fechas, si se le escapó algún hecho importante e incluso si anunció hechos que nunca ocurrieron. El significado de la supuesta predicción de Barbault acerca del fin del comunismo y el nacimiento del mundo que ahora conocemos depende de ello, pues, como decíamos, las predicciones afectan a la historia completa de la URSS y del comunismo, y un simple acierto o unos pocos entre una nube de fallos situaría esa predicción concreta en una perspectiva adecuada del conjunto de ellas.

En el artículo anterior de “paranormalidades” ya vimos que los errores de Barbault en las predicciones generales son más abundantes que los aciertos y, si se ha consultado los artículos cuyos enlaces ofrecí, los escasos aciertos o bien son ambiguos o se refieren a hechos previsibles por medios ajenos a la astrología.

Respecto a la historia de la URSS y el comunismo, las predicciones de Barbault son escasas, incluso teniendo en cuenta los hechos anteriores al estudio de Barbault y que deben, necesariamente, integrarse en el sistema de ciclos. Esto se explica porque el ciclo a considerar, de 36 años de duración, y la de la URSS, que apenas alcanza los 100 años si se le añade el margen de la historia anterior del comunismo. Pero Barbault incluye algunas predicciones para la URSS que no pertenecen estrictamente al ciclo, sino que interpreta como consecuencias de las tendencias que nacen de los aspectos planetarios anteriores o de los que dirigen a esos aspectos (oposiciones, sextiles, etc.)

El día de año nuevo de 1952, Barbault publica un artículo en l’Yonne Republicaine en el que anuncia que la conjunción entre Saturno y Neptuno de esos días es la misma que se dio en 1917, fecha de la revolución de Octubre en Rusia y también la de 1881, fecha, dice Barbault, del nacimiento del Partido Comunista Ruso. Dado que el siguiente hito astral ocurre en esos momentos, Barbault anuncia que el año de 1953 será “capital para la URSS”.

Barbault “estira” las fechas a conveniencia para que encajen en los ciclos astrales. El partido Comunista Ruso no nace en 1881. Ese nombre se adopta en 1918 por el entonces llamado Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, para posteriormente llamarse Partido Comunista de los Bolcheviques de la Unión y adoptar más tarde, en 1952, el nombre definitivo de Partido Comunista de la Unión Soviética. En 1881 no existía en Rusia ningún movimiento marxista, sino revolucionarios populistas. En 1883 se funda la primera organización marxista de Rusia, “Emancipación del trabajo”, por Plejanov, que originó las concepciones mencheviques enemigas de los bolcheviques. El verdadero antecedente del partido comunista ruso hay que encontrarlo en 1895, cuando Lenin funda la “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera" circunscrita a San Petersburgo. El partido social demócrata de Rusia, que sería, como decimos, el que adoptaría el nombre de Partido Comunista Ruso en 1918, no existió hasta 1898 cuando celebró su congreso fundacional en Minsk. Al respecto, puede leerse en marxist.org, en su “Historia del partido comunista de la URSS” lo siguiente:

“Pero, a pesar de haberse celebrado este primer Congreso, en Rusia no existía aún, en realidad, un Partido socialdemócrata marxista. El Congreso no había logrado unir y enlazar orgánicamente los diversos grupos y organizaciones marxistas. No existía aún una línea única de trabajo entre las organizaciones locales; no existía un programa del Partido, ni estatutos de éste, ni un centro único de dirección.” Y se refiere a un congreso celebrado en 1898, 17 años después de la fecha apuntada por Barbault.

Puesto a escoger un hito para esa fecha, sorprende que Barbault no se fijara en que 1881 fue la fecha del asesinato del zar Alejandro II, aunque tal vez se deba a que fue obra de los populistas, no de los marxistas, casi inexistentes en esa fecha.

Lo que Barbault hace es forzar las cosas para que, ya que en 1917 se dio esa conjunción, en la fecha anterior se integre algún suceso “capital” y de ahí que considere que 1953 es, necesariamente, otra fecha “capital”, la única hasta 1989 y la de una nueva conjunción.

De esta manera Barbault establece una secuencia de hechos “capitales” en los años 1881-1917-1953-1989.


Y eso que esa fecha de 1953 ya ha sufrido un “retoque”, pues en 1945 Barbault anuncia ese “hecho capital” para 1952, no para 1953. (Astrologie météorologie suivie de contribution à l'astrologie agricole. Paris Niclaus 1945) ¿Cuál es la razón de la necesidad de tal retoque? La conjunción se forma en 1952 y al año siguiente se ha modificado algo a causa de las retrogradaciones. Del mismo modo que Barbault pretende adjudicar lo ocurrido en 1848 a la conjunción de dos años antes, podría haber hecho eso mismo en esta ocasión.

¿Qué ocurre en 1953? Muere Stalin. Barbault, y es de suponer que sus acríticos lectores también, se siente impresionado, lo considera un acierto total.

¿Pretende Barbault decir que los astros “mataron” a Stalin? Ese nivel de determinismo no lo sostiene ni el más fanático de los defensores de la Astrología. Hubiera resultado más convincente un golpe contra Stalin, su defenestración o algo parecido. Sin embargo, como han señalado críticos de Barbault, la posibilidad del cambio se venía anunciando en los periódicos de todo el mundo, algo ocurría en la URSS. Y algo de eso ocurre, pero 3 años más tarde con ocasión del XX Congreso del partido. Hasta entonces, no se puede hablar de cambios en la URSS.

En cualquier caso, Barbault hace de la muerte de Stalin un suceso comparable a la revolución de 1917, el único de ese calibre entre ambas fechas. Sin embargo, la muerte de Lenin, ocurrida en 1924, ocasionó tantos cambios como quieran atribuirse a la de Stalin, incluido el acceso al poder de él mismo. En 1929, se liquida a los Kulacs a favor de los coljoses. De este suceso se ha dicho:
“Fue ésta una profundísima transformación revolucionaria, un salto del viejo estado cualitativo de la sociedad a un nuevo estado cualitativo, equivalente por sus consecuencias a la transformación revolucionaria operada en Octubre de 1917.”

Esta declaración es del propio Comité Central del PC de la URSS en 1939.

Entre 1917 y 1953 podemos encontrar otros sucesos realmente capitales para la historia de la URSS. La única razón que fuerza a Barbault a considerar 1953 como capital es que es parte de una nueva conjunción.

En la tercera parte de este artículo, examinaremos la predicción “estrella” de Barbault, en qué consistió exactamente y su relación con los hechos realmente ocurridos. También tendremos ocasión de examinar otras predicciones de Barbault respecto de la URSS.