De uno de ellos, publicado el
Jiménez del Oso es uno de los aficionados a estas cuestiones más hostiles a la ciencia. No niega la irracionalidad de sus creencias e incluso la eleva a virtud. Jiménez ha llegado a calificar el método científico como "buscarle tres pies al gato". Un principio tan prudente como es la Navaja de Occam es caricaturizado por Jiménez del Oso, sin explicaciones adicionales, como "La guadaña de Occam". Cualquier mención a principios epistemológicos o falacias lógicas es rechazada por Jiménez si contradice sus afirmaciones.
En el caso de este editorial, Jiménez del Oso, que ejerce, sorprendentemente, como psiquiatra, pervierte de nuevo el método científico en lo que se refiere a la salud. El editorial comienza así:
Los sanadores están mal vistos en esta sociedad. Al parecer, la exclusiva en eso de curar la tenemos sólo los médicos, y ni siquiera todos, porque si te sales de la norma y aplicas técnicas o medicamentos no ortodoxos te llevan a la picota.
Según parece, Jiménez del Oso cree, como un adoslecente aficionado mal informado, que es el hecho de que las técnicas o medicamentos resulten heterodoxos lo que hace rechazable esas cosas. No es tan extraño: ya que rechaza el método experimental en general, lo rechaza en la salud sin ningún problema. Lo que Jiménez del Oso condena en esta editorial es que se exija que un médico no pueda aplicar por su cuenta nuevas técnicas o administrar medicamentos que no pasen los controles elementales. A los medicamentos no hay que exigirles pruebas rigurosas de su eficacia e inocuidad, basta con permitir su aplicación y ya se verá. Pero no solo a los médicos, los "sanadores", los pobres, también deberían gozar de esa libertad que la ciencia, tan malvada, trata de limitar. La verdad es que tiene razón, esto está muy mal visto en la sociedad... y con razón. O al menos en principio, la labor de personas como Jiménez del Oso va en la dirección contraria, y no deja de tener cierto éxito.
Como no podía ser de otra manera, enseguida surge la teoría conspiranoica:
Los mal pensados suponen que detrás de esa actitud restrictiva están las multinacionales farmacéuticas, que han sobornado al ministerio correspondiente con fabulosas sumas de dinero para que la persecución contra heterodoxos, ya se trate de curanderos, naturistas, médicos homeópatas o médicos a secas que investigan por libre y encuentran medios eficaces pero baratos, sea institucional.
Ya me gustaría saber como determina Jiménez del Oso la eficacia de esos medios. O quizá sea mejor no saberlo. El caso es que los valerosos y desprendidos curanderos y demás miembros de la heroíca compañía sanadora se enfrentan a alguien más que a siniestros miembros de compañias multinacionales:
... esa campaña de desprestigio esté sustentada en la soberbia, nada científica, por cierto, de muchos de mis colegas, especialmente de aquellos que habitan en el Olimpo de los académicos o detentan altos cargos en la Administración.
Jiménez hace juicios de intenciones de manera constante, en este caso sabe las motivaciones íntimas de sus "colegas" y desprecia los argumentos que sustentan su postura.
De modo que Jiménez del Oso, que tan fiero se muestra ante la seguridad de los demás, no duda en mostrarse él mismo muy seguro de lo que no puede demostrar:
La persecución está en marcha; amparada en una, a todas luces falsa, defensa de la Ciencia –así, con mayúsculas- y del interés de los enfermos, la persecución está en marcha. ¿Qué hay detrás intereses económicos...?, lo doy por supuesto, esté atento si no el lector a cómo muchos de los productos naturistas vendidos en las "parafarmacias" van a ser comercializados por los laboratorios farmacéuticos tras cambiarles la etiqueta y añadirles algún principio activo... Es un mercado que mueve centenares de millones de euros cada año.
Al parecer, que las parafarmacias muevan un negocio de "centenares de euros" no les hace sospechosas, solo a los laboratorios farmacéuticos, tan malos, tan interesados, tan... ortodoxos.
Jiménez del Oso penetra de nuevo la mente de personas que no conoce de nada y adivina:
Pero, por encima de todo, está el afán inquisitorial, esa mezquindad intelectual de quienes se niegan a aceptar, ni siquiera a considerar posible, aquello que ponga en tela de juicio lo que con tanto esfuerzo aprendieron y que les ha llevado a una cátedra o a un cargo de responsabilidad en la Sanidad.
A Jiménez no le impresiona de ninguna manera que lo que aprendieron es que deben ser cautelosos con la salud de sus pacientes, que lo que pidan es, precisamente, que se abandone la mezquindad intelectual que supone creerse el salvador de la humanidad perseguido por fuerzas oscuras y que se cuestionen en un terreno neutral las propias convicciones. Jiménez no acepta que se les exija pruebas de lo que afirman poder hacer ellos o sus "medicamentos" porque lo considera un "afán inquisitorial". Tómese usted todo lo que los curanderos le ofrezcan, siga las instruciones de cualquiera le pueda sugerir con tal que pretenda curarle. ¡Viva la libertad, muera la inquisición!
Gran parte de los tópicos de los que ignoran qué es la ciencia y, por ello, la rechazan, tiene su origen en Jiménez del Oso. Y es lógico, si consideramos que Jiménez del Oso es "el rostro más respetado y conocido del campo de las ciencias ocultas desde hace décadas", según se dice de él en una reseña de la editorial Nowtilus.
Asusta pensar que este hombre trata a diario a personas enfermas que acuden a él en busca de ayuda.
3 comentarios:
Genial. Me ha encantado.
«Al parecer, que las parafarmacias muevan un negocio de "centenares de euros" no les hace sospechosas»
Creo que querías decir "centenares de millones de euros" :)
Hoy en día parece que para curar a la gente de un nivel cultural no muy alto, basta con darles unos "pases mágicos" (interprétese en sentido amplio: medicina homeopática, hierbas curativas, operaciones a la filipina...) y decirles: "Enhorabuena, ya está curado". Y la gente se queda tan satisfecha con esa explicación, y tan feliz porque han oído lo que querían oír. Su enfermedad es lo de menos, sobre todo para el curandero. Si el enfermo no está bien informado sobre las posibilidades que ofrece la Medicina, seguramente aceptará ese hecho como real, aunque los síntomas persistan, y no comprenderá por qué siguen ahí.
Estoy seguro de que si de verdad hubiera pruebas contrastables de la eficacia de estos métodos, estudios serios con grupos de control y demás técnicas que la Medicina emplea, los médicos no dudarían en admitir este camino como posible (al fin y al cabo la Medicina es una ciencia de "ensayo y error"); ahí los laboratorios no tienen nada que ver. Ningún laboratorio le pone una pistola en la sien a un médico para que recete sus medicinas, así que si de verdad esos remedios son eficaces, los médicos, cuyo interés principal es siempre la salud del paciente (como norma general, aunque haya excepciones), los adoptarían sin duda alguna. No lo hacen por buenas razones.
Pedro Gimeno
Buenas.
Muy buen post.
Me parece delirante que un psiquiatra ejerciendo tenga la opinión sobre la ciencia que tiene el señor Del Oso.
Me resulta vergonzoso la continua publicidad que se hace en los artículos de su revista a pseudomedicinas.
Recuerdo un artículo suyo o un editorial en su revista, no me acuerdo muy bien. en defensa del uso del BioBac.
Sobre el tema de la navaja de Occam y pseudociencias he escrito algo en mi bitácora hace pocos días (Si quiere visitarla, es http://patibulo.blogspot.com)
Eso es todo.
Hasta otra. "El Verdugo"
Me da pena tener que decir que hay paises en los que le quitarian el titulo... todo de pena, simplemente de pena.
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